La extravagante vida del exbasquetbolista, Dennis Rodman, no solo incluyó episodios de rebeldía y looks estrafalarios mientras su carrera iba a la alza en la NBA, primero con los Detroit Pistons y después con los Chicago Bulls, equipo con el que formó una gran dinastía junto a Michael Jordan y Scottie Pippen, y que los llevó a ganar el tricampeonato en los años 1996, 1997 y 1998.
También su vida sexual, la cual hizo pública en muchas ocasiones y en diferentes entrevistas, fue parte de su estilo pintoresco, declarándose abiertamente como un “adicto al sexo”, adicción que lo llevó, según sus cuentas a estar con al menos 2 mil mujeres, de las cuales 500, aseguró no eran prostitutas.
En la serie de Netflix,"The Last Dance", la historia de Dennise fue una de las que más expectativa generó, y más cuando contaron las minivacaciones que pidió a Phil Jackson para ir a Las Vegas con su entonces pareja, Carmen Electra, con quien aseguró tuvo relaciones íntimas en todos los lugares posibles del Berto Center, lugar de entrenamiento de los Bulls.
“Un día Dennis dijo que tenía una sorpresa. Me vendó los ojos y nos subimos a su moto. Cuando me quitó la venda, estábamos en las instalaciones de práctica de los Bulls, en la cancha central. Fue una locura, estábamos como dos niños en una tienda de golosinas. Prácticamente tuvimos sexo en todo el maldito lugar: en la sala de fisioterapia, en la sala de pesas y, obviamente, en la cancha”, platicó Electra en una entrevista para Los Ángeles Times.
Durante una plática en podcast junto a Mike Tayson, Rodman platicó que en un par de ocasiones experimentó tener sexo previo a un juego, lo cual le trajo malos resultados ya que su rendimiento no era el mismo en la duela.
“Lo hice dos veces en mi vida y nunca supe que esto te arruinaba cuando jugabas un partido. Traté de tener sexo toda la noche antes de un duelo. No salió demasiado bien”, platicó.
Dentro de todas las historias que Denisse ha hecho públicas de sus encuentros sexuales, también comentó que en tres ocasiones se rompió el pene, producto de noches de desenfreno que tuvo, incluso en los inicios de su carrera con Detroit en 1986.
“Estaba en una fiesta. Fiesta, fiesta, bebe, bebe, fiesta, fiesta, tú ya sabes… Yo y mi chica acabamos en una cama dentro del barco. A ella le encanta tener sexo. Me dijo que quería intentar algo nuevo: que fuera corriendo y saltara sobre ella. Así que yo corrí, corrí y corrí, y salté. Y literalmente se rompió. Había sangre por todas partes. Ella se puso pálida, se puso a gritar: ‘Dios mío. Ha muerto. ¡Yo lo maté!‘. Pero yo traté de calmarla: ‘No, cariño, me he roto el pene’”, comentó.
