Editorial Mediotiempo
Estadio Chivas
No se necesita ser de Nuevo León para que alguien sea aficionado de Tigres y para muestra Pablo Pacheco, quien nació en la Ciudad de México y que a pesar de radicar en Guadalajara, vive la pasión incomparable por los felinos.
Pacheco desde los cinco años de edad se enamoró de Tigres, acudió a unos encuentros del equipo de la UANL y eso bastó para ser hincha auriazul.
No importaba que Tigres tuviera casi 30 años sin título, él confiaba que algún día su club le iba a regalar alegrías como las actuales, siendo constante protagonista de finales.
El destino lo puso en una final entre Chivas, a quien le van muchos de sus amigos y familiares, contra el equipo de sus amores.
Pero no importa, Pacheco no se achica, a pesar de estar rodeado de chivas, él junto a estos aficionados rojoblancos corea "canta y no llores", la canción de Cielito Lindo, con la esperanza de ver campeón a Tigres.
Y mientras cientos de aficionados del rebaño gritan "Chivas, Chivas", él besa el escudo felino sin ningún temor.
Pacheco desde los cinco años de edad se enamoró de Tigres, acudió a unos encuentros del equipo de la UANL y eso bastó para ser hincha auriazul.
No importaba que Tigres tuviera casi 30 años sin título, él confiaba que algún día su club le iba a regalar alegrías como las actuales, siendo constante protagonista de finales.
El destino lo puso en una final entre Chivas, a quien le van muchos de sus amigos y familiares, contra el equipo de sus amores.
Pero no importa, Pacheco no se achica, a pesar de estar rodeado de chivas, él junto a estos aficionados rojoblancos corea "canta y no llores", la canción de Cielito Lindo, con la esperanza de ver campeón a Tigres.
Y mientras cientos de aficionados del rebaño gritan "Chivas, Chivas", él besa el escudo felino sin ningún temor.