Editorial Mediotiempo
Moscú, Rusia
No hay peso más grande que el que cae en los hombros de Lionel Messi. Por el tamaño de su talento, lo que hace se magnífica y lo que deja de hacer le acarrea cualquier cantidad de críticas, muestra de ello es el penalti fallado en el debut de Argentina ante Islandia.
Un día antes, su némesis futbolero, Cristiano Ronaldo, mostró que la presión no le hace ni cosquillas. Ahora tocaba el turno del genio argentino, pero falló y le agregó una tonelada de responsabilidad al capitán albiceleste.
Era el partido 16 de Messi en Copas del Mundo, buscaba su anotación número seis, pero el disparo desde los 11 pasos fue atinadamente desviado por el arquero Hannes Halldorson.
Así, Messi se convirtió en el tercer jugador argentino en errar un disparo de penalti en un Mundial, junto a Partenoster (1930) y Ortega (2002).
Posteriormente, todo se convirtió en un monólogo futbolero de Leo, donde sus compañeros eran simples espectadores y el 10 poco y nada pudo hacer ante unos islandeses felices por el empate y la consecuente amargura del día para un Messi, acostumbrado a ser héroe, pero ahora visto como villano.
Un día antes, su némesis futbolero, Cristiano Ronaldo, mostró que la presión no le hace ni cosquillas. Ahora tocaba el turno del genio argentino, pero falló y le agregó una tonelada de responsabilidad al capitán albiceleste.
Era el partido 16 de Messi en Copas del Mundo, buscaba su anotación número seis, pero el disparo desde los 11 pasos fue atinadamente desviado por el arquero Hannes Halldorson.
Así, Messi se convirtió en el tercer jugador argentino en errar un disparo de penalti en un Mundial, junto a Partenoster (1930) y Ortega (2002).
Posteriormente, todo se convirtió en un monólogo futbolero de Leo, donde sus compañeros eran simples espectadores y el 10 poco y nada pudo hacer ante unos islandeses felices por el empate y la consecuente amargura del día para un Messi, acostumbrado a ser héroe, pero ahora visto como villano.
