Antes de empezar a despuntar en Primera División con Pachuca, Héctor Herrera pasó por momentos complicados que incluso lo hicieron dudar de continuar con su carrera profesional.
En entrevista para el diario español Marca, Herrera explicó que la ocasión en la que estuvo más cerca de colgar los botines fue cuando militaba en Tampico Madero, club en el que sufrió la falta de pagos ya con una esposa por la cual velar y con un hijo por nacer.
"En algún momento el Pachuca me prestó a Segunda División, fui a jugar seis meses a Tampico Madero, pero no nos pagaban, no teníamos nada y yo ya vivía con la que hoy es mi esposa", explicó.
"Ella quedó embarazada y ahí, en esa situación, pensaba en dejar el futbol y ponerme a trabajar porque tenía obligaciones y deberes y yo no sabía qué futuro iba a tener. Entonces sí lo pensé un poco y como mi padre trabajaba en Estados Unidos pensé en irme con él y en que todo iría bien", detalló.
Héctor reconoció que no tenía claro a qué se iba a dedicar, aunque estaba decidido a dar el paso adelante; su padre se dedicaba a la construcción y podía ser un buen destino, aunque al final no prosperó su idea.
"Al final dentro de mí me decía que no, que tenía que esperar, que llegaría una oportunidad y que la tenía que aprovechar. Esperé un poco más y por suerte surgió esa oportunidad de quedarme en Pachuca y jugar en Primera".
