
Moisés Muñoz puede presumir que en su sala de trofeos tiene dos de las playeras más cotizadas en la historia del futbol mundial, las de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, un tesoro al que contadas personas pueden acceder.
En el pico de su carrera, cuando era asiduo en la Selección Mexicana y era comandante en el América, el cancerbero aprovechó dos momentos clave para sumar las camisas de los dos cracks.
¿Cómo obtuvo la de Messi?
El 8 de septiembre de 2015, Moi formó parte del Tricolor que enfrentó a Argentina en un amistoso realizado en el AT&T Stadium, y aprovechó la ocasión para hacerse del jersey de Leo, todo gracias a una petición de su hijo Diego, quien se la pidió encarecidamente.
Como buen padre, el portero movió sus contactos y apuntó directo a Rafael Márquez, excompañero del argentino en el Barcelona, para que todo se diera, algo que sucedió tras el 2-2 y después que la Pulga le marcara un gol en el partido.
"Le hablo por teléfono a Rafa, le dije 'güey, vamos a jugar con Argentina, ¿le puedes pedir la playera a Messi? Ayúdame a conseguirla. Porfa, échale una llamadita antes'", recordó en su página de Facebook.
"Cuando termina el partido, inmediatamente veo a Messi, veo que Rafa se mete al vestidor y que se acercan dos o tres jugadores de la selección y se sale; voy detrás de Leo y afuera del vestidor estaba Rafa parado, entonces llega y se la da", rememoró.
¿Y la de Cristiano?
La buena estrella de Muñoz no paró con la playera de Leo, sino que un año más tarde aprovechó su expedición al Mundial de Clubes para sumar la de Cristiano Ronaldo, estrella refulgente del Real Madrid.
El 15 de diciembre de 2016 ambos jugadores se enfrentaron en la Semifinal entre Águilas y merengues (triunfo de 2-0 para el equipo español), y tras una buena actuación aprovechó para acercarse y pedirle su jersey.
"Hice dos, tres atajadas a Cristiano Ronaldo, quien me felicitó en cada de esas jugadas. Se acerca conmigo, me abraza y me dice: 'gran atajada, arquero'", recordó.
En este caso, Muñoz se avivó porque Michael Arroyo también la quería en sus manos. Cristiano dijo que se la mandaría desde el vestidor, por lo que mandó al utilero del América, y desde entonces es un preciado bien suyo.