Los graves ataques de aficionados del Marsella contra los autobuses del Olympic de Lyon que causaron varios heridos y condujeron a suspender este domingo el partido entre los dos clubes franceses ya han dado lugar nueve detenciones y las investigaciones continúan para arrestar a todos los responsables.
Este es el mensaje del ministro francés de Interior, Gérald Darmanin, que en una entrevista al canal BFMTV se defendió de no haber preparado bien el dispositivo de seguridad para ese partido de riesgo.
Darmanin puso el acento en que se habían movilizado 500 policías y gendarmes, en que hubo nueve heridos entre los agentes y en que lo que ocurrió "es responsabilidad de los aficionados y de los clubes". Reconoció que no todos los autores han sido capturados, pero se mostró convencido de que las imágenes de videovigilancia permitirán identificarlos y "detener a otras personas".
"Espero que haya administraciones administrativas y deportivas" y que por parte de la Justicia se dicten "penas de prisión importantes". Los incidentes se produjeron antes del encuentro cuando varios autobuses, y en particular el que trasladaba al Lyon al estadio Velódromo de Marsella, recibieron una lluvia de latas de cerveza y de otros objetos que reventaron algunas lunas e hirieron en particular al técnico visitante, el italiano Fabio Grosso.
La imagen del rostro ensangrentado de Grosso se ha convertido en el símbolo de este nuevo episodio de violencia en el futbol francés.
La ministra de Deportes, Amélie Oudéa Castéra, también se defendió este lunes de fallos en el dispositivo de seguridad y afirmó que el partido "había sido bien preparado" y al ser preguntada en otra entrevista en el canal France 2 sobre si habrá sanciones para los clubes, respondió que "si hay responsabilidades, por supuesto".
A su juicio, "todos los autores de estas acciones inadmisibles tienen que ser fuertemente sancionados", tiene que haber "una respuesta global" y "los clubes no pueden desinteresarse".
