“La versión del combustible es muy difícil. Era un piloto muy experimentado en todo. El piloto, Miguel Alejandro Quiroga Murakami, era el dueño de la compañía. Él fundó la compañía junto con un coronel que no estaba en este vuelo”, explicó Vargas al diario colombiano El Tiempo.
“Los dos vinieron con la idea de organizar una empresa boliviana de vuelos chárter de aviones grandes. Hay muchos vuelos chárter pequeños, pero de 95 pasajeros no había ninguno. Ellos lo hicieron posible”.
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— Elcoleccioniste (@ElColeccioniste) 30 de noviembre de 2016
“Nunca habíamos tenido ningún problema. Son aviones muy buenos, son aviones RJ85, de cuatro reactores, cuatro motores. Nunca han tenido ningún problema”, explicó.
LaMia tenía 2 años en Bolivia, con 12 pilotos, todos ex integrantes de las Fuerza Aérea, por lo que dudó que el accidente fuera consecuencia de la inexperiencia del encargado del trayecto.
“De Santa Cruz tenía que ir a Cobija, que es en Bolivia. De Cobija tenía que ir a Medellín. Pero ellos se fueron directo hasta Bogotá, y de ahí tenía que ver la posibilidad de seguir o aterrizar en Bogotá. Era de noche”, mencionó.
Vargas relató que debieron recoger a Chapecoense en el aeropuerto de Viru Viru en la ciudad de Santa Cruz, ya que no pudieron ir a Sao Paulo por falta de permisos de las autoridades de aviación brasileñas.
Por ello, el equipo había volado en línea comercial a Santa Cruz y de ahí conectó en el avión que se estrelló cuando iba a llegar a Medellín para la Final de Ida de la Copa Sudamericana.