
La vida de un luchador profesional en México nunca ha sido sencilla, hay que superar ciertas adversidades que, aun siendo estrella, se presentan día con día, como es el caso de las lesiones.
El Perro Aguayo fue uno de los luchadores más recios que tuvo el pancracio nacional y esa ferocidad le cobró factura, ya que las lesiones no lo dejaron de aquejar y tuvo que aprender a vivir con ellas.
Latin Lover fue uno de los luchadores que más convivió con el Can de Nochistlán y contó una de las tantas anécdotas que tuvo con la leyenda de la lucha libre, que pareciera triste y que al mismo tiempo dejar ver la vida tan difícil que tiene que vivir un gladiador para cumplir con sus aficionados.
¿Qué fue lo que dijo Latin Lover?
El luchador regiomontano contó que una vez viajó al lado del Perro Aguayo y ahí se dio cuenta de que convivía a diario con las lesiones.
“Me acuerdo un día que íbamos a Ciudad Juárez y la sobrecargo estaba dando indicaciones para enderezar el asiento porque íbamos a aterrizar y él empezaba a moverse. Yo le pregunté que ¿por qué hacía eso?”
Latin añadió que el Perro le respondió que lo hacía para calentar sus músculos y articulaciones porque cuando aterrizaran, le sería imposible levantarse.
¿Cuál fue la respuesta del Perro Aguayo?
Latin Lover siguió contando que en ese momento le preguntó que porque no mejor optaba por retirarse, pero la respuesta del Perro le sorprendió.
“Ahorita, en la actualidad me pagan una lana y no sabes todo el tiempo que me tardé para cobrar lo que estoy cobrando, no me puedo retirar”, indicó Latin Lover.