Saúl "Canelo" Álvarez lo tiene claro: en la vida no hay imposibles. La perseverancia, dedicación y fortaleza mental, han sido las armas con las que el pugilista mexicano ha combatido a todas las adversidades que se le han presentado desde niño.
El hoy mejor libra por libra creció en un humilde hogar en Guadalajara, Jalisco, un 18 de julio de 1990, siendo el menor de siete hermanos, y con unos padres que trabajaban día y noche para sacarlos adelante.
"Quizá no tuve la infancia que cualquier niño puede tener o tiene, pero me siento contento porque siento que yo no soy normal y no vine a ser normal a este mundo.
"Ayudaba a mi papá a hacer las paletas (de hielo), a hacer las nieves y a surtir todas las paleterías con cinco años. Con siete me subía a los camiones a vender paletas. Me siento orgulloso de eso porque es algo que me enseñó a trabajar y a ser responsable desde muy niño", recuerda el mexicano en entrevista con DAZN.
Su inspiración en el boxeo
A la par de ello, el Canelo recuerda que su niñez la pasó en solitario, debido a que todos sus hermanos ya eran casados y sus padres se dedicaban a trabajar, así que encontró en el boxeo un refugio perfecto, aunado a que fue un deporte que amó desde el comienzo y en el cual su mayor inspiración fue su hermano Rigoberto, el mayor de los Álvarez, que también boxeaba.
"Cuando conocí el boxeo dije este es lo que quiero ser, nadie me va a detener; decidí ser boxeador. Todos mis hermanos ya estaban casados era el único en la casa con mis papás, ellos se separan y mi papá era solo trabajar, así que estaba solo.
"Él me ve como un hijo (Rigoberto), pero para mí él fue mi inspiración para ser boxeador, vi a mi hermano en su primera pelea profesional y ahí me nació el gusto por el boxeo, él me dio mi primeros guantes, me dijo que vio algo especial, que vio el coraje" dijo en entrevista para Graham Bensinger.
