- Fue recibido por su familia con gran júbilo
No hubo mariachis, pancartas o detalle alguno que hiciera sentir en el entorno que quien estaba a punto de arribar a Guadalajara, era nada menos que un piloto de Fórmula Uno. Ese que 36 horas atrás agitaba con fuerza una botella de champagne, lleno de júbilo, celebrando su segundo lugar en el Gran Premio de Malasia.
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