
Las famosas góndolas de Venecia reaparecieron por el Gran Canal para transportar sobre todo a los habitantes locales debido a la larga ausencia de turistas por el coronavirus.
Equipados con mascarilla y guantes quirúrgicos, dos gondoleros con sus clásicas camisetas de rayas reman de pie la elegante góndola de madera negra con puntas en la proa y la popa, el medio que por siglos garantizó el transporte entre las más de cien islas pequeñas que conforman la ciudad de Marco Polo.
"Respetamos el protocolo sanitario dejando un metro de distancia entre pasajeros. La góndola tiene capacidad para 14 personas y podremos llevar solo seis", explica a la AFP Stefano Scarpa, quien cobra dos euros para atravesar el Gran Canal desde San Tomá.
Se acabaron las fotos de pececitos, pájaros, delfines y hasta medusas en los canales de Venecia.
— República de FiFidonia (@RepDeFiFidonia) May 20, 2020
Los humanos volvemos a la carga, y parece que no aprendimos mucho.
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Debido a la ausencia desde marzo de turistas, principal fuente de ingresos de la ciudad, y al menor tráfico de barcos, taxis, "vaporetti" y embarcaciones privadas, las aguas resultan cristalinas, de un recobrado color turquesa.
Por primera vez en décadas, los venecianos disfrutan de su ciudad y de sus joyas arquitectónicas, con el puente de Rialto y las callejuelas de los alrededores, entre los sectores más concurridos, sin la horda de turistas.
Apertura de fronteras será el 3 de junio
Sin muchos clientes, los gondoleros esperan que con la apertura de las fronteras para los europeos, programada para el 3 de junio, se reanude el turismo, un sector duramente golpeado por la pandemia.
Después de dos meses de confinamiento para frenar la propagación, Italia entró el lunes en una nueva fase, con tiendas, cafés y restaurantes abiertos. Pese a ello, muchos locales y hoteles venecianos permanecen cerrados.
"Es sólo el inicio. Empezamos a ver una luz al fondo del túnel. Hay todavía muy pocas personas, inclusive la gente que trabaja no ha salido", advierte Scarpa.