A John Jaso le apasiona estar en medio de la nada y mantenerse con vida, dicen sus cercanos para definirlo. De ser un jugador cumplidor en la Major League Baseball (MLB), en la que recorrió una ruta de nueve años, de pronto decidió enfocarse en una actividad que siempre lo llamó en demasía: navegar en los mares del mundo.
Un tipo tal vez contrario a todos los personajes que pasan por las Grandes Ligas, ese es John, porque después de apenas acumular unos 17 millones de dólares en su carrera, mínimos hablando de este nicho, optó por colgar los spikes, guardar el guante, la camisola, colgar el bat, y no volver acudir a un campamento de prácticas.
De hecho, cuando aún era elegible, y pudo saber la fecha estando en las aguas, ya se había perdido la opción de poder contratarse con alguna novena, y eso para nada le hizo arrepentirse, porque al final, siempre merodeó en sus sueños ser el capitán.
Con apariencia rasta, porque además en su nueva vida les dio importancia a otros aspectos, antes de los lujos que sólo puede dar el dinero, quien jugara en sus inicios como cátcher, pero que terminaría siendo primera base, dio un vuelco y hoy para él, eso del beisbol apenas es un recuerdo.
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— Jeff Nosmo King (@JeffNosmoKing) February 19, 2023
Todo comenzó hace seis años
Para la temporada 2017, como parte de los Pittsburgh Pirates, Jaso ocupaba sus ratos libres en casa “navegando” en páginas web de barcos. Y cuando su escuadra era visitante ante rivales que tenían su sede cerca de una zona de agua, se paseaba por los puertos deportivos y se imaginaba en alta mar.
Y una mañana de junio en Baltimore, antes del primer lanzamiento ante Orioles, alquiló un auto y condujo hasta Annapolis, Maryland; en ese sitio encontró el barco que buscaba: un Jeanneau 44 DS de 2014, lo inspeccionó, compró y envió a su casa de vacaciones en San Petersburgo, Florida.
Fue el comienzo de su nueva aventura, pues cuatro meses más tarde, cuando la temporada de Piratas terminó sin Playoffs, y justo cuando llegaba el final de su contrato de dos años y ocho millones de dólares con el equipo para convertirse en agente libre, dijo a periodistas que su próximo destino sería algún lugar del Caribe. Se retiraba, a los 34 años.
La mejor decisión para él, asegura, “a veces estoy en el barco moviéndome en el agua, sin navegar ni pescar, y pienso: 'no hay otro lugar en el planeta en el que me gustaría estar más que aquí'. Ha sido el lugar perfecto para quien soy.
“Cuando me retiré, la gente decía: '¡puede que te estés desprendiendo de millones de dólares!'. Pero yo ya había ganado millones de dólares. ¿Por qué siempre tenemos que tener más, más, más?”, aseveró.
