Editorial Mediotiempo
Acapulco, Guerrero
En el aguante va implícita la idiosincrasia del argentino. Esa mezcla entre fuerza y paciencia de la que no existe mejor ejemplo que Juan Martín Del Potro.
En el aniversario 25 del Abierto Mexicano de Tenis debutará el martes contra Mischa Zverev en uno de los cuadros de mayor calidad en la historia de este torneo y luego de que hace un año quedara fuera ante Novak Djokovic, en una de las más memorables batallas en la historia de Acapulco.
“Estoy contento de volver a Acapulco, el año pasado cuando me fui, después del partido con Djokovic, enseguida dije que quería regresar. Me tratan muy bien y tengo una gran conexión con todos los fans, es una semana muy agradable para mí en el circuito”, aseguró a Mediotiempo.
Las ganas inmediatas son prueba de la rabia por no dejarse caer. Desde muy joven, el nacido en Tandil ha llevado la argentinidad como estandarte para hacerse un lugar en una época dominada por colosos como Rafael Nadal, también parte del torneo, y Roger Federer, quienes llevan más de 15 años reinando en el tenis.
“Es admirable el físico y las ganas que tienen (Federer y Nadal), pero cada cuerpo y cabeza es diferente. Yo empecé muy joven y ya tengo muchos años en el circuito, el cuerpo los siente”, aceptó.
“He pasado por muchos quirófanos, muchas cirugías, mi carrera es un poco atípica al resto, pero mientras el cuerpo me siga aguantando y tenga ganas de jugar, lo seguiré haciendo con alegría”.
Su mirada es serena, pero son las cicatrices las que evidencian esos pasajes difíciles de una trayectoria que inevitablemente ha cambiado su curso debido a las lesiones.
“Hace varios años que viajo con un fisioterapeuta, cuido mucho mi salud, sobre todo mis muñecas. Hago entrenamientos preventivos y recuperatorios después de cada entrenamiento o partido”, afirmó.
“Después de las operaciones busqué diferentes tiros. Fue la manera que tuve para seguir jugando, tal vez hubiera sido más fácil bajar los brazos, rendirme y no hacerlo nunca más, pero puse muchos sacrificios, lo hice bien. Ahora estoy en el top 10 de nuevo y es coronar todo lo malo que la pasé”.
Fue en 2009 cuando logró coronarse en el US Open contra todo pronóstico, tal y como cuando ayudó a Argentina a ganar la Copa Davis en 2016. Una muestra de su aguante.
“Ganar Grand Slam es lo máximo en el tenis, es algo que te hace trascender en tu vida personal y deportiva. Uno entra a la historia de este deporte ganando un Grad Slam y yo gané uno desde muy pequeño. Entré a la historia a los 20 años y eso nadie me lo va a quitar”, finalizó.
En el aniversario 25 del Abierto Mexicano de Tenis debutará el martes contra Mischa Zverev en uno de los cuadros de mayor calidad en la historia de este torneo y luego de que hace un año quedara fuera ante Novak Djokovic, en una de las más memorables batallas en la historia de Acapulco.
“Estoy contento de volver a Acapulco, el año pasado cuando me fui, después del partido con Djokovic, enseguida dije que quería regresar. Me tratan muy bien y tengo una gran conexión con todos los fans, es una semana muy agradable para mí en el circuito”, aseguró a Mediotiempo.
Las ganas inmediatas son prueba de la rabia por no dejarse caer. Desde muy joven, el nacido en Tandil ha llevado la argentinidad como estandarte para hacerse un lugar en una época dominada por colosos como Rafael Nadal, también parte del torneo, y Roger Federer, quienes llevan más de 15 años reinando en el tenis.
“Es admirable el físico y las ganas que tienen (Federer y Nadal), pero cada cuerpo y cabeza es diferente. Yo empecé muy joven y ya tengo muchos años en el circuito, el cuerpo los siente”, aceptó.
“He pasado por muchos quirófanos, muchas cirugías, mi carrera es un poco atípica al resto, pero mientras el cuerpo me siga aguantando y tenga ganas de jugar, lo seguiré haciendo con alegría”.
Su mirada es serena, pero son las cicatrices las que evidencian esos pasajes difíciles de una trayectoria que inevitablemente ha cambiado su curso debido a las lesiones.
“Hace varios años que viajo con un fisioterapeuta, cuido mucho mi salud, sobre todo mis muñecas. Hago entrenamientos preventivos y recuperatorios después de cada entrenamiento o partido”, afirmó.
“Después de las operaciones busqué diferentes tiros. Fue la manera que tuve para seguir jugando, tal vez hubiera sido más fácil bajar los brazos, rendirme y no hacerlo nunca más, pero puse muchos sacrificios, lo hice bien. Ahora estoy en el top 10 de nuevo y es coronar todo lo malo que la pasé”.
Fue en 2009 cuando logró coronarse en el US Open contra todo pronóstico, tal y como cuando ayudó a Argentina a ganar la Copa Davis en 2016. Una muestra de su aguante.
“Ganar Grand Slam es lo máximo en el tenis, es algo que te hace trascender en tu vida personal y deportiva. Uno entra a la historia de este deporte ganando un Grad Slam y yo gané uno desde muy pequeño. Entré a la historia a los 20 años y eso nadie me lo va a quitar”, finalizó.