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Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

'Chichampion' Hernández

La ocasión amerita romper con el protocolo del editorial de inicio de semana para reconocer al protagonista del que hasta ahora ha sido un cuento más rosa que el final de cualquier cuento de hadas. Javier Hernández, un año después de haber sido presentado de manera sorpresiva como jugador del Manchester United, ha concretado su inscripción a las páginas de oro del fútbol mexicano al erigirse como el primer mexicano que obtiene la corona en la Liga Premier. 
El hecho no es menor. Cierto que el simple factor de integrar las filas de la escuadra dirigida por Alex Ferguson suele garantizar el título, pero el verdadero éxito del "Chicharito" se fundamenta en el rol activo que asumió dentro de una escuadra que tenía al búlgaro Dimitar Berbatov como su principal referente ofensivo. En un periodo fugaz, Javier Hernández pasó de ser un elemento que lucharía por tener minutos a convertirse en el socio perfecto de Wayne Rooney, quien con pasmosa celeridad arropó al mexicano en su integración a la exigente liga británica. 
La discusión futbolera suele estar abierta a las interpretaciones. Sin embargo, lo realizado por el ex de las Chivas Rayadas del Guadalajara presenta números tan contundentes que terminan descalificando cualquier opinión en contra. Si alguien dice que es un cazagoles, pues bienvenidos sean jugadores con tan alto nivel de precisión; si afirman que sólo la empuja, ya quisieran muchos a nivel mundial poder hacerlo; si aprovechó un distanciamiento entre Berbatov y Ferguson para hacerse de un espacio, él no tiene la culpa de que las circunstancias se hayan acomodado de la mejor manera. 
Javier Hernández y el balompié nacional tienen por primera vez, desde los mejores tiempos de Rafael Márquez y los ya muy lejanos de Hugo Sánchez, el legítimo derecho de celebrar el contar con un jugador que conquista planos internacionales. Un logro individual que termina convirtiéndose, por ese efecto integrador de la pelota, en un motivo de orgullo para todos los que en su momento teníamos que emocionarnos porque los principales futbolistas nacionales se fueran a Europa a través de préstamos que ni siquiera alcanzaban el millón de dólares. 
El festejo no implica perder la calma o la visión analítica. Al "Chicharito" le corresponde lidiar con tres pendientes. El primero está a la vuelta de la esquina y enfrentará los sueños londinenses ante el mejor equipo del mundo. La batalla no la librará sólo, pero sí puedo significar el despegue definitivo hacia los primeros planos ante los ojos del orbe. El segundo se tiñe de verde y es que crear fama y echarse a dormir aplica también en lo positivo. Tras lo que ha hecho Javier Hernández, todo un país sediento de gloria espera que sea él quien lo lleve a esas alturas que apenas ha podido rascar con las uñas. Justo o no, qué importa, al "Chicharito" le corresponden tanto los perjuicios como los beneficios de ser el nuevo gran ídolo. El tercero, en el que coincido totalmente con Stoichkov, tarde o temprano llegará, y es la capacidad anímica que muestre cuando los problemas se presenten. Nadie desea que ocurra, mas es difícil que alguien, por más virtuoso que sea, pueda evitarlos. 
Javier Hernández es todavía un libro abierto. Con un prólogo tan exitoso, no queda más que esperar que la historia siga por el mismo camino. Mientras tanto aplaudamos al mexicano exitoso de las canchas, al "Chichampion" Hernández. 
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