
La reciente Asamblea de Dueños en torno a la reestructura de la Liga de Expansión MX se llevó a cabo de forma cerrada, lo que alimentó la percepción de opacidad y generó descontento entre diversos actores del fútbol mexicano.
Casos como los de Celaya, Cimarrones y Aguacateros se convirtieron en puntos de controversia ante la falta de explicaciones claras sobre su exclusión o situación dentro del nuevo panorama competitivo.
En el caso de Cimarrones, se aclaró que guardó su certificado de afiliación durante un año de pausa y ahora se alista para volver a la actividad. Esta fue la razón por la cual no se concretó su participación en el reordenamiento desde el principio.
Más enredado es el escenario de Celaya, donde existen varias versiones y actores involucrados. Según fuentes dentro de la asamblea, la familia Achar habría vendido la franquicia al empresario Ronald Baroni, actual propietario del Club Deportivo Lugo de España.
No obstante, en semanas recientes la familia Achar volvió a aparecer ofreciendo la franquicia, lo que ha generado serias dudas sobre la legalidad de la primera operación. La situación se complica debido a que Baroni es también representante de jugadores y las gestiones siempre se realizaron a través de su socio, Carlos Benavides, un hecho que ha levantado reservas dentro del sistema federativo.
¿Aguacateros llega la Liga de Expansión?
Por otro lado, la exclusión de Aguacateros generó múltiples rumores. En un principio se especuló en redes sociales que la Liga de Expansión había negado su ascenso, pero la realidad apunta a otra dirección: fue la Liga Premier, en coordinación con la Federación Mexicana de Fútbol, la que definió de manera directa qué equipos serían invitados al nuevo esquema de competencia.
Asamblea de la Liga BBVA Expansión MX aprobó calendario de competencia para el Torneo Apertura 2025. pic.twitter.com/raSxJUk2C5
— Liga BBVA Expansión MX (@LigaMXExpansion) June 19, 2025
No hubo votación, discusión ni propuesta formal. La única comunicación oficial fue la notificación del ingreso de Irapuato, cuya inclusión fue aceptada sin debate. El nombre de Aguacateros nunca fue puesto sobre la mesa.
Aunque algunas dudas han sido aclaradas, el proceso dejó al descubierto una necesidad urgente: mayor claridad y comunicación institucional para evitar que los rumores se impongan sobre los hechos.