
La preparación de la Final del Clausura 2019 para los árbitros no solo implicó el análisis de los estilos de equipos y jugadores, también contar con una vestimenta alternativa por si requería salir de incógnito.
En la última Final decisiva celebrada en el Estadio León previo a la del domingo pasado, que data de 1997, los silbantes debieron esperar hasta seis horas para salir del inmueble prácticamente de incógnito por la furia de la afición que había visto caer a la Fiera en contra del Cruz Azul.
Esta vez, la habitación del silbante César Ramos en el hotel de la capital guanajuatense fue la cita para la cuarteta arbitral la noche del sábado, donde visualizaron la posible reacción de la gente si León perdía.
“La última vez que fue una Final es la de Cruz Azul, los árbitros salieron casi nueve horas después de que terminó el partido de lo enardecida que estaba la gente, salieron en una ambulancia, vestidos de militares, espérense eso mañana”, reveló Ramos a Mediotiempo.
“Les dije: 'Llévense un cambio de ropa de civil' porque solamente vamos de saco y corbata negra para variar. 'Ahora llévense pants, unos jeans, una chamarrita, unos tenis por si hay que salir'”.
Para fortuna de Ramos y sus compañeros, esta vez no hubo necesidad de salir disfrazados, a pesar de que fue Tigres quien levantó el trofeo de campeón. Todo quedó en “susto”, pues el nazareno mundialista en 2018 contó que en la noche previa al duelo una señora se le acercó para decirle que nos los fuera a “robar”.
“Estaba en el hotel, esperando mi habitación y llega una señora: 'Usted fue el de la semana pasada, el de León-América, mañana no nos vaya a robar'”, agregó Ramos.
El ahora presidente de la Comisión de Arbitraje, Arturo Brizio, recordó la anécdota del Invierno 97, cuando la afición no dejaba de arrojar objetos a la caseta de los silbantes.
“La gente de seguridad se portó muy bien. Cuando empezaba a oscurecer generaron un operativo, nos quitaron los sacos y nos dieron unas chamarras del León, cruzamos el campo y del otro lado del estadio estaban unas camionetas Suburban esperándonos y nos llevaron al aeropuerto”, relató Brizio.
- ¿Recuerda cuánto tiempo tardó en salir del estadio?
“Debieron ser como unas seis horas. Al principio sí hay una sensación de miedo, porque ya cuando ves que estás solo, éramos seis personas, y ves la actitud de la gente e independientemente de que tengas la razón o no, es obvio que tengas un sentimiento de temor”.