- Alrededor de mil 500 salvadoreños escandalizaron el exterior del inmueble, sin que el ruido llegue a las habitaciones
Las banderas quemadas, los cohetones, los tambores y los ánimos enardecidos intentan apagar la quietud del interior del hotel donde descansa la Selección Mexicana.
La afición salvadoreña cumplió la promesa de llevarle “serenata” a su rival de este martes, y lo hizo con la plena convicción de que “La Selecta” es su amor, de que los mexicanos son “culeros” y no bienvenidos, además que de sobra ilusionados con ver un triunfo suyo en el Estadio Cuscatlán.