Uruguay tuvo que despedirse de uno de sus grandes líderes este martes 13 de mayo, como fue José “Pepe” Mújica, quien dejó una huella importante en la política mundial por su filosofía de vida, con un estilo austero y muy cercano a los pueblos.
Pepe Mújica falleció a los 89 años con un legado político y social, pero también estuvo ligado al futbol como aficionado, ya que toda su vida apoyó a un club como el Atlético Cerro, que es del barrio en el que nació.
¿A qué equipo le iba Pepe Mújica?
Más allá de la política y de su cercanía de la gente, Mújica fue un gran aficionado del Club Atlético Cerro, aunque se podría pensar que estaría ligado a los clubes importantes de Uruguay como el Nacional o Peñarol.
El propio Pepe aceptó que era fan del Club Atlético Cerro por ser del barrio en el que nació y no por triunfos, algo que dijo en una entrevista en donde también se ríe de sí mismo por su elección como aficionado: “Estoy acostumbrado a perder, pero soy hincha por localismo”.
Pepe también jugó cuando era joven, aunque aceptó que tampoco tenía mucha calidad para jugar al futbol, puesto que llegó a decir que “era malo” y también era aficionado a la Selección de Uruguay, donde le tocó el histórico Maracanazo pegado a una radio.
“Algunos sueldos ofenden, sobre todo por cómo están nuestros pueblos”, fue una de las críticas que llegó a lanzar Mújica por los salarios que tienen los jugadores en la actualidad, dando a entender que le gustaba más como era en la antigüedad, donde no había contratos millonarios.
Ante el fallecimiento del ex Presidente de la República, José Mujica, el Club Atlético Cerro extiende a su familia, amigos y allegados su más sentido pésame.#SomosElBarrio | #IdentidadCerro pic.twitter.com/Sax01MZoGs
— Club Atlético Cerro (@CACerro_oficial) May 13, 2025
Por ello era conocido como el ‘presidente más pobre del mundo’, por tener una vida austera y cercana a los pueblos uruguayos, además de la crítica que tenía al futbol actual y cómo se fue perdiendo el amor a la camiseta.
“Ellos no pueden escapar a la realidad de nuestro tiempo. Se fue transformando en un negocio. Un negocio que en parte tiene arte y tiene magia. Pero, claro, las sociedades modernas y actuales se caracterizan en transformar en negocio hasta los suspiros”.
