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Julio César Chávez: Si mi hijo fuera narcotraficante, yo mismo lo metería a la cárcel

El gran campeón mexicano habló sin filtros sobre la situación de su hijo.

Julio César Chávez volvió a defender a su hijo (Mexsport)
Julio César Chávez volvió a defender a su hijo (Mexsport)
Olga Hirata
Ciudad de México

Julio César Chávez habló sin filtros, con esa mezcla de confesión y gruñido cariñoso que lo ha hecho grande. En una larga intervención cargada de reproches, recuerdos y fe, el “Gran Campeón” se plantó frente a rumores y fantasmas dentro del “lunes de Cafe”, defendió a su hijo —negó rotundamente cualquier vínculo con el crimen organizado.

Si mi hijo fuera narcotraficante, yo mismo lo metería a la cárcel”, dijo, con esa sinceridad cruda que incomoda y calma a la vez. Chávez reivindicó el barrio, la gente de Puleacán y la vida conocida: nadie que lo conozca de verdad creerá las acusaciones que escuchan por ahí. Más que una defensa legal, fue una defensa de barrio y de reputación: “todo el mundo lo conoce y sabe perfectamente bien”, repitió, como si la certeza popular fuera prueba suficiente.

No negó que Julio Jr. ha tenido problemas —“igual que yo”—, pero subrayó lo esencial: un año y medio limpio y la lucha diaria contra la adicción. Chávez habló desde su experiencia. Recordó su propio infierno y su salida: 16 años limpio, clínicas, entrenamiento matutino, hábitos forjados por la supervivencia. No es un sermón moral: es una evidencia de qué puede funcionar y qué no en la recuperación de un boxeador que nació para pelear y, a la vez, necesita dejar de autodestruirse.

En ese cruce inevitable entre padre y promotor, Chávez plantea un plan concreto: que su hijo haga “3 o 4 peleas y se retire”. No por cobardía, sino por ternura dura; sabe —y lo dijo— que el boxeo es pasión y cárcel a la vez. Cree que si Jr. se enfoca, hay aún oportunidad para una última gran pelea: la próxima cita, confesó, será en San Luis Potosí; después habla de Matamoros y “ya les cuento más”. Es un guion pensado para ocupar la mente del hijo, para alejarlo del pensamiento que devora.

¿Cuándo volverá a pelear Chávez Jr.?

La fecha ya está marcada: 13 de diciembre, San Luis Potosí. Ese día, Julio César Chávez Jr. volverá a subir al ring en lo que su padre ha descrito como una pelea “bien chingona”. No será un combate cualquiera, sino una especie de examen final: el intento de un hombre por recuperar su centro, su dignidad y el respeto perdido entre sombras.

Después de meses convulsos, entre señalamientos, rumores y un proceso legal que lo puso bajo el escrutinio público, el hijo del “Gran Campeón Mexicano” regresa con la consigna de pelear —no solo contra un rival, sino contra su propio pasado—.

Julio padre lo explicó con claridad: esta pelea es parte de un plan para mantener a su hijo enfocado, limpio, disciplinado“Quiero que haga tres o cuatro peleas más y se retire”, dijo. No como castigo, sino como cura. Porque el boxeo, en la familia Chávez, no es solo oficio: es terapia, es exorcismo.

La función de diciembre marcará además la reaparición de Omar Chávez, el otro heredero de la dinastía, que también busca reencontrarse con su mejor versión. Será, de algún modo, una noche simbólica: dos hijos subiendo al cuadrilátero bajo la mirada de un padre que lo ha visto todo, desde los cinturones hasta la derrota más íntima.

El lugar aún no importa tanto como la carga emocional. Será San Luis Potosí, pero podría ser cualquier sitio donde el apellido Chávez siga pesando. Lo que está en juego no es un título, sino la posibilidad de redención. Y si algo sabe el “Gran Campeón”, es que los golpes que más duelen no se dan en el ring, sino en la vida.

Mediotiempo

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