Reynosa huele a pasado, a cuero, a historia. Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, regresó a la tierra de sus padres con una mezcla de orgullo, nostalgia y gratitud. Y no lo ocultó: “Es un túnel del tiempo. Estoy metido en un túnel del tiempo en el que los olores, lo que veo, me regresan a mi niñez, a mi juventud, a mi presente y me hacen entender la grandeza de Tamaulipas, de México y de cómo el boxeo puede activar lo mejor de una sociedad”, respondió a pregunta expresa de Grupo Multimedios.
En una velada boxística cargada de emociones, Sulaimán presentó el cinturón especial “Reynosa Verde y Oro”, una pieza inspirada en la cuera tamaulipeca, símbolo del orgullo regional y del alma mexicana. “Es uno de los cinturones más preciosos que he visto. Tiene la cuera tamaulipeca, huele delicioso, verde y oro, precioso. Es un cinturón único. Me quedé sorprendido cuando lo vi; una cosa es aprobar un diseño, y otra muy distinta es verlo y sentirlo”, confesó.
El dirigente del CMB habló con visible emoción de lo que significa para él volver a esta ciudad donde su padre, Don José Sulaimán, forjó su destino. “Estar en el estado donde él creció, donde encontró el camino a la vida, donde conoció a mi mamá, donde se hicieron novios, donde empezaron una familia que al día de hoy seguimos, gracias a Dios, muy unidos, tratando de seguir su legado y el de Doña Marta”, recordó.
La visita de Sulaimán se enmarca en la gran función de boxeo que se celebrará este sábado 11 de octubre, encabezada por el regreso del excampeón mundial Miguel “Alacrán” Berchelt, quien enfrentará al venezolano Edixon Pérez en una pelea que promete reavivar su carrera.
Con la voz cargada de memoria y afecto, Sulaimán también dejó un mensaje dirigido a los mexicanos del norte y del otro lado del Río Bravo:
“México es un gran país. La frontera es la entrada y la salida de nuestro país, y hay una gran vida de por medio. Hay oportunidades para ser exitosos, para ser alguien en la vida, y siempre se puede llegar muy adelante”.
Entre aplausos, cámaras y el brillo del verde y oro, Reynosa se convirtió en el punto exacto donde el pasado y el presente del boxeo se encontraron. Y donde Mauricio volvió a ser, simplemente, el hijo de Don José y Doña Martha.
