
Con las últimas horas de competencia en el Puerto Vallarta Open llegan también los momentos de reflexión, de hacer recuento de lo que salió bien y lo que puede ser mejor, para el director del torneo, Gustavo Santoscoy García las buenas noticias llegaron temprano, reconfirmando que la apuesta por una de las playas más visitadas de México fue la decisión correcta.
“Nos vamos con una sensación muy positiva de esta edición, al inicio del torneo tuve una llamada con la WTA y nos comentaron que el torneo de Mérida había sido el mejor valorado por las jugadoras en lo que va del calendario, hoy afortunadamente, parece que incluso Puerto Vallarta lo va a superar de acuerdo al número de encuestas realizadas a las jugadoras, y aunque son diferentes categorías nos da un margen de qué más podemos mejorar para el próximo año".
"Queríamos ir a un lugar que fuera de los principales sitios turísticos en México y que tuviera un mercado diferente, tenemos americanos, canadienses y mexicanos; pero también una economía estable, cuando llegamos a Puerto Vallarta ya teníamos la idea de que el torneo puede crecer y la intención es esa”.
La organización “se la jugó” trasladando el torneo al Sheraton Buganvilias en un movimiento rápido que forzó las marchas de la organización pero que encajó perfecto con las necesidades demandadas.
“Decidimos hacer el cambio de sede hace tres meses y medio, fue una decisión acertada pues las jugadoras han estado muy contentas al igual que la WTA y eso es muy importante porque cambiar de sede es un volado así que nos vamos muy contentos. Cumplimos las tres metas: el público estuvo contento, las jugadoras estuvieron contentas y también el nivel de tenis fue muy bueno”, explicó Santoscoy García.

La segunda edición del Puerto Vallarta Open contó con la participación de ocho jugadoras del Top 100 lo que le da un plus a la categoría 125, pero a mayor calidad, mayor responsabilidad, retomando el caso reciente de Jannik Sinner quien fue suspendido por dopaje, el alimento seguirá siendo uno de los retos principales sin importar el torneo.
“Trabajamos con WTA durante todo el año, con sus diferentes protocolos para poder presentar un torneo controlado en cuanto a los alimentos que se consumen, tenemos un equipo de players services que todo el año está trabajando con los diferentes proveedores que tenemos para asegurar que todo el producto que nos están entregando sea de la mayor calidad posible, pedimos certificados de calidad y de libre de contaminantes; también de la mano de los doctores nos guían a qué tipo de medicina pueden consumir las jugadoras y cuáles no, afortunadamente nunca hemos tenido un caso de algo contaminado”, aseguró el director.