Dicen los psicólogos que a los doce años el niño necesita afirmar la personalidad que ha estado desarrollando durante los once años previos. Por esta razón se confronta con todo y se vuelve rebelde. Uno de los objetivos de esta edad, es la búsqueda de la independencia de los padres.
Esa descripción es la adecuada para un niño llamado Hirving Lozano, que salió de la Ciudad de México rumbo a Pachuca para ser reclutado por el equipo Hidalguense. Muchos problemas de indisciplina y un terrible desempeño académico lo tenían con un pie fuera de la institución. La inmadurez de Hirving fue “trabajada” y se convertiría en un reto para los directivos del club. Por eso le apodaban el Chucky.
El 8 de febrero del 2014, gracias al entrenador Enrique “el ojitos” Meza, México conocería el debut en primera división de Hirving Lozano. Era el minuto 84, el rival, el siempre incómodo club América que venía de una racha invicta durante las primeras tres jornadas. Lozano saltaba al campo de juego en sustitución de Jürgen Damm.
El debutante condujo el balón, metió el acelerador, se acercó al área, le “quebró” la cintura al “Maza” Rodríguez y mandó un izquierdazo que dejó parado a Moisés Muñoz, ¡Gol, gol, gol del niño Lozano! Y con esto el Pachuca vencería a las águilas, anotación agónica, casi al minuto 90.
Buena suerte hermano ???? pic.twitter.com/rZeqMwOgzg
— Erick Gutierrez (@GutiGalaviz) August 23, 2019
Hirving comenzaría con el pie derecho. Y es que su alma tenía un empuje con el nombre de “Danielle”. Apenas cumplía la mayoría de edad y ya era padre. El primer sueldo que recibió no lo utilizó para celebrar en un antro, sino para comprar pañales, ropa y juguetes. La madurez llegaba de golpe, sin embargo con una profunda inspiración.
Pasaron apenas poco más de tres años, para que el sueño de aquel niño rebelde por jugar en un equipo europeo se cristalizara, fue el 27 de julio del 2017, ahora el “chucky” vestía la playera del PSV de Eindhoven, el adversario era el Osijek de Croacia. Cambio al minuto 62, sustituyendo a otro Jürgen, éste con apellido Locadia. La suerte ahora no estaría de su lado y su equipo “los granjeros” serían eliminados por los Croatas de la Europa League.
Lozano quizá no tendría idea de lo valiosa que sería en su vida la Liga Eredivisie del 2017-18, pero a puro pulmón el grácil jugador de apenas 65 kilos anotaría 17 goles y 9 asistencias en 29 partidos, la difícil afición de Eindhoven se había entregado por completo al mexicano, sus playeras con el numero 22 se vendían hasta dejar sin piezas disponibles en las tiendas oficiales del club.
En alemán, “gol” se dice “Fußballtor”
¡Qué día tan memorable en Moscow! Los nervios nos enchinaban la piel a los más de 81,000 espectadores que nos congregamos esa tarde del domingo 17 de Junio del 2018 en el Gran Estadio Deportivo del Complejo Olímpico Luzhnikí.
Cerrando los ojos puedo recordar perfectamente el momento, era el minuto 35 del primer tiempo. Tras un gran pase de Javier "Chicharito" Hernández, Hirving Lozano llegó para tomar la pelota, quitarse al defensa Joshua Kimmich y poner el balón lejos de Manuel Neuer para hacer explotar el estadio. ¡Gol del Chucky! ¡Gol, carajo!
No era un sueño, volteaba de un lado al otro, tratando de entender la situación, la gente tenía lágrimas en los ojos, se abrazaban, no solo los mexicanos, los cientos de rusos y de otras nacionalidades, estaban inmersos también en este momento histórico.
Incrédulos todos, al minuto 85, México seguía venciendo al entonces campeón del mundo. Y entonces sucedió, mientras el sol comenzaba a ponerse en el estadio, el cántico aparecía, la melodía era la misma que en Brasil 2014, pero la letra había cambiado, antes se cantó “Oribe Peralta”, ahora era el momento de darle paso a una nueva generación, ahora México entero se entregaba a su nuevo ídolo “El Chucky Lozano, el Chucky lozano”, se escuchaba retumbar en el estadio. Ese nuevo niño héroe, Hirving Lozano habría logrado que a más de 10,713,000 metros de distancia, la Ciudad de México sufriera un temblor artificial que detectó el Servicio Sismológico Nacional a las 11:32 de la mañana. Mientras que luego del pitazo final, los mexicanos llenábamos la plaza roja de Moscow, llenos del mosto de la victoria, ebrios de emoción e hinchados de orgullo.
Ese gol cambiaría la vida de Hirving Lozano para siempre.
Muchas gracias por todo @psv pic.twitter.com/Ftnwel3DaR
— Hirving Lozano (@HirvingLozano70) August 23, 2019
¡ I sogni diventano realtà!
Nápoles es una de las ciudades más grandes del mediterráneo, la tercer orbe más grande de Italia. Un lugar que para algunos les podría parecer fascinante, mientras a otros ruidosa y peligrosa. Caótica y desorganizada, la capital de Campania, vive el futbol como pocos lugares en el mundo. Como alguna vez un taxista italiano con facha de malandro me dijera: Diego Armando es de Buenos Aires, pero Maradona es de Nápoles.
El destino ha convocado a Hirving Lozano a esa ciudad de contrastes, confusión y gente generosa. El “Chucky” llega más empoderado y millonario que nunca. Como muchos saben, el costo de transferencia fue por encima de los 43 millones de euros, el fichaje más caro de los napolitanos, institución que ha visto pasar a futbolistas de la talla de Fabio Cannavaro, Laurent Blanc y el grandísimo Diego Armando Maradona.
Ahí va el mexicano, ¡cuánta ilusión depositada en un metro y setenta centímetros! Ahora es el tiempo de Hirving, solo de él. De demostrar en la cancha que vale cada centavo. Calidad tiene de sobra, talento nato; pero esto se trata de arrojos, de corazón, de la pasión que se impregna al momento de levantar la vista.
Ahora tendrá de testigo al mítico y destructor volcán Vesubio, quien verá desde muy arriba el actuar y la destreza de nuestro paisano. Para dejar de ser un buen jugador y convertirse en una leyenda. La historia lo aguarda, le ha dado una vez más la oportunidad de sellar los libros de estadísticas y poner su nombre en letras doradas.
A ese –ahora- responsable y humilde muchacho de ojos rasgados, que se declara enamorado de Ana Obregón, la mujer que le ha dado el apoyo incondicional y algo más grande que un gol ante Alemania: A sus dos hijos.
Éste es uno de esos días de sentirse contento por ver a otro mexicano triunfar, lo de Hirving Lozano es un ejemplo vivo para cada niño mexicano de que los sueños se hacen realidad, en español, en holandés o italiano.