En la vida y el deporte se viven historias estremecedoras, llenas de derrotas frustrantes y victorias inspiradoras.
Las competencias que se viven en las escuelas secundarias y preparatorias podrían ser insignificantes para aquellos que creen que las grandes hazañas se realizan en las primeras divisiones y por equipos que cuestan cientos de millones de dólares. Pero se equivocan enormemente.
En la formación de los jóvenes que se apasionan por el deporte, se encuentran los valores y recursos mentales más importantes, no solo para saber qué hacer y cómo triunfar en las canchas, sino lo más importante: ser personas que saquen adelante sus vidas y las de su familia si es que deciden formar una.
En esta serie de columnas sobre basquetbol, durante las últimas semanas, hemos reflexionado sobre el testimonio de vida tanto de James Harden (Nets) como de Steph Curry (Warriors). Ambos personajes son sobresalientes, no solo por la enorme calidad que tienen como deportistas, sino por su entrega real para ayudar a nuevas generaciones para que no se hundan en la pobreza, la violencia y el desastre de las adicciones.
Busca el control remoto, ¡Ya!
Este semana quisiera que reflexionemos sobre una serie documental en la plataforma de Netflix llamada Last Chance U (La última oportunidad), que durante cinco temporadas han aplicado ese enfoque cercano y sumamente interesante al mundo del futbol universitario colegial estadounidense. También hicieron algo similar en la rama llamado Cheer, que se centró en el equipo de Navarro College, un sencillo colegio comunitario en el estado de Texas.
Sin embargo, la última entrega de estos cineastas gira hacia el mundo del baloncesto, específicamente el equipo en East de Los Ángeles College -o ELAC- donde un grupo de jóvenes basquetbolistas del equipo Huskies tratarán de ganar el campeonato estatal de California.
Aunque son prácticamente unos niños, los muchachos viven encrucijadas estresantes que cualquier adulto podría asimilar. Algunos de ellos, desde muy pequeños, fueron grandes candidatos a la NBA. Entre ellos, hay quienes jugaron en primera división pero diversos errores y problemas los excluyeron de esos equipos y fueron relegados a la escuela pública.
Desde problemas con las drogas y lesiones, hasta algunos que tuvieron que pasar alguna temporada en prisión.
Arrancando el primer capítulo te captará la atención los problemas de conducta y frustración que se vive en los lockers de un equipo que representa a una -muy- humilde institución educativa como lo es ELAC.
El acceso íntimo que tienen los realizadores de Last Chance es extraordinaria y lo utilizan para sacar el máximo provecho. No solo graban en los juegos o prácticas cruciales, están en las casas de los jugadores, en las aulas mientras los entrenadores asistentes los ayudan con las tareas escolares y en el sofá del entrenador en jefe John Mosley.
Mosley es quizá la estrella de la serie. Un hombre con una capacidad de motivación impactante; aunque también rígido y en ocasiones desalmado, que tiene una pasión por formar las vidas de sus pupilos. Un ministro religioso de tiempo parcial que recibe un pago de poco más de $22,000 pesos al mes (una miseria para vivir en Los Ángeles) por un trabajo de entrenador de tiempo completo, está profundamente involucrado en el futuro de sus jugadores y tampoco es reacio a gritar a todo pulmón cuando no están cumpliendo sus expectativas.
Es una figura paterna que tiene entendido que el fracaso de las vidas de los jugadores no tiene que ver con las fallas de tiros libres o una mala defensa, sino trabaja diariamente para recomponer el camino de cada uno de ellos, para enfocarlos a reconstruir sus fracasos y convertirlos en una gloriosa aventura de vida.
"¡Alguien hace pucheros y se acabó!" grita, una y otra vez, cuando el equipo no se toma lo suficientemente en serio una práctica previa a las finales. Ganar el torneo estatal es importante para Mosley, no solo porque sabe que los reclutadores universitarios observarán a sus muchachos más de cerca si salen victoriosos, sino porque estuvo a punto de ganarlo más de una vez y quiere finalmente cerrar un capítulo que es importante en su carrera.
Last Chance U: Basketball es una maravillosa docuserie deportiva que explica los sentimientos y pasión de los jóvenes por reconquistar sus sueños. Una de las cuestiones que la hace extraordinaria es el hecho de que se filmó durante la temporada 2019-2020, lo que significa que ciertos eventos de la vida real chocan con la historia de los Huskies. Vemos la reacción a la muerte de Kobe Bryant, que golpea duramente a estos jugadores de Los Ángeles. Ahí es cuando uno puede darse cuenta la relevancia que tienen los deportistas de élite sobre un joven inspirado por estas estrellas.
Luego, el coronavirus se presenta como un tema impactante.
De esta fascinante serie podemos ser desafiados, inspirados y movilizados en reencontrarnos con nuestros propios sueños e ilusiones que fuimos olvidando al crecer. Cada episodio es una enseñanza de cómo el deporte está disfrazado de resiliencia, coraje, motivación y emprendimiento.
Esta serie debería de ser vista también, por cada empresario y servidor público que esté comprometido con los cambios y transformaciones sociales. Porque el deporte restaura y sana comunidades, el deporte enseña y forja a las personas a entender el significado de “equipo”.
Todo esto y más te enseñará Last Chance U: Basketball que te aseguro, desafiará tu vida.