Futbol
Caleb Ordoñez Talavera
Columna de Caleb Ordoñez Caleb Ordoñez Talavera

Recuerden al Niño Espino

Ciudad de México

¡A la bestia, nombre, era el más “perro” de la historia! Me decían en Sonora. A los verdaderos beisboleros del país se les nubla la vista cuando hablan de Héctor Espino, le decían el “niño” por su cara de infante, algunos como mi padre, le llaman el “Superman”

Espino nació en una humilde casa marcada con el número 4813 de la calle 34 esquina con Justiniani, en la colonia Dale de la ciudad de Chihuahua, donde aún se puede platicar con vecinos que cuentan maravillosas leyendas del considerado mejor jugador de la historia del beisbol en México. Era el cuarto de ocho hijos, su padre les inculcó el amor al beisbol y juntos tenían un equipo en las tierras llaneras de la populosa colonia.

Espino empezó, como muchos de los mejores peloteros, como “correbolas” cuando iban equipos algo famosos, nunca se presentaba sin su bat y al finalizar los partidos soñaba con jugar un día en un estadio profesional, relataba Luis Espino, hermano del “niño”, quien aseguraba que la rivalidad más grande que tenían era la de Héctor y su otro hermano Abel, el mayor, a quien nunca se le despegaba y lo tenía como inspiración.

La habilidad de Espino era cada vez más impresionante, pasando de ser un niño que jugaba en el montículo de tierra a un adolescente en primera fuerza, donde pegaba entre dos y tres cuadrangulares por partido. En 1959, el mánager Guillermo “Memo” Garibay lo vio jugar y fue tanta su impresión que lo llevó a la liga nacional con los Dorados de Chihuahua. Luego de una gran campaña pasaría a los Tuneros de San Luis Potosí y de ahí se desprendería una carrera ascendente en la Liga Mexicana y la Liga del Pacífico (13 títulos de bateo), donde lo ganó todo, incluyendo el campeonato de la Serie del Caribe representando a México con Naranjeros de Hermosillo y siendo el Jugador Más Valioso del torneo en República Dominicana. Para entonces dejaba de ser el “Niño” para convertirse en el “Niño asesino”.

No, thank you

Para los amantes de las estadísticas, Héctor Espino es una sensación, en sus 24 campañas de carrera en la Liga Mexicana fue campeón bateador en 1964, 1966, 1967, 1968 y 1973; se coronó en cuatro temporadas como el mejor jonronero; remolcó 1,573 carreras; con 2,752 imparables, 453 de ellos cuadrangulares; acumulando un porcentaje de por vida de .335. Su posición: 1a base. 

Le perteneció el récord de más jonrones en una temporada que fue de 46. Sin embargo, lo que marcaría la leyenda de Espino fue una decisión personal que muchos no entienden hasta la fecha, pues rechazó contratos de Grandes Ligas de St. Louis Cardinals, New York Mets, California Angels y San Diego Padres, por lo que era llamado el “Rebelde de Chihuahua”.

Los enormes equipos, airados por sus desplantes, decían que Espino no estaba interesado por la comodidad de vivir en México o por los vicios, sin embargo, el mexicano hacía caso omiso a una u otra declaración que se originaba en los medios en aquel tiempo, mientras seguía haciendo historia batazo a batazo.

Héctor Espino es recordado en el mundo como uno de los más jonroneros ¡de la historia del béisbol profesional! Con 881, por encima de los 868 de Sadaharu Oh de Japón o de Barry Bonds con 762 en las Mayores y Hank Aaron con 755; también Babe Ruth con 714 en Grandes Ligas. Fue seleccionado para el Salón de la Fama en 1988 y murió en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, un 7 de Septiembre de 1997.

Héctor Espino (Archivo)
Héctor Espino (Archivo)

Más que un homenaje

El próximo 4 de abril arrancará una campaña de beisbol inusitada por la atención que se tiene por la renovada esperanza en “levantar” a uno de los deportes más populares del país, solo detrás del box y el futbol. 

Este año, la Liga Mexicana de Beisbol ha decidido homenajear a Héctor Espino de una manera que ningún otro pelotero mexicano ha tenido anteriormente. El próximo 6 de junio, cuando se cumplan 80 años del nacimiento del “Superman de Chihuahua”, se nombrará el Día Nacional de Héctor Espino, cuando todos los jugadores de los 16 equipos de la liga participen con el emblemático número 21 y nunca más, ningún otro beisbolista pueda utilizar ese número, pues será retirado para siempre.

Los ojos de millones de personas regresan al beisbol, sin duda es una gran noticia. No importa si son de la porra “fifí” o de cualquier otra, lo que verdaderamente es valioso es la disposición de que el rey regrese por la puerta que merece, que tome el trono y vuelva a encender las pasiones de los mexicanos, que nos haga soñar en grande y el nivel crezca hasta un día no muy lejano tener dos o tres, o cientos de Héctor Espinos que levanten el espíritu del deporte que enamora a millones de mexicanos, ya sea en las ciudades y los remotos pueblos que vuelva la pelota caliente a ser lanzada y sacudida.

Viene una LMB con nuevos bríos, le seguirá una cita en Jalisco, del 12 al 17 de noviembre, cuando todo México deba apoyar con todo a nuestro representativo nacional quien tendrá que luchar contra viento y marea para conseguir un boleto a Tokio 2020

Dirán los más cabalísticos que si se honra la figura del mejor pelotero de México, su presencia estará en el campo esos días, no importa que se tenga que vencer a Estados Unidos o a Canadá porque así es el beisbol, tiene leyendas, símbolos, maldiciones y bendiciones; una cabra en la final de Chicago o el perdón de Babe Ruth “el bambino” a los Red Sox en 2004. Por eso, recuerden a Héctor Espino pues en el 2019 renace una nueva historia para el beisbol en México.

Mediotiempo

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