
En los últimos años se ha impulsado el hecho de cuidar de nuestra salud mental. Aunque recientemente hemos sido informados acerca de la ansiedad, trastornos de personalidad y otros, muy poco se habla de los alimenticios.
Además de existir la bulimia y la anorexia, hay uno que no todos conocen, el cual es la cibofobia y aquí te explicamos en qué consiste.
¿Qué es la cibofobia?
La cibofobia, o el miedo irracional a comer, es un trastorno de ansiedad que puede afectar significativamente la salud física y mental de una persona. A diferencia de otros trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, que se centran en la imagen corporal, la cibofobia se caracteriza por un temor intenso a los alimentos en sí.
Este trastorno puede manifestarse de diversas formas, desde el miedo a alimentos específicos hasta el temor a comer en general. Las personas con cibofobia pueden experimentar una gran angustia y malestar ante la idea de comer, lo que las lleva a evitar situaciones sociales que involucren comida y a desarrollar conductas alimentarias restrictivas.

¿Cuáles son las causas y cómo se detecta?
Las causas de la cibofobia pueden ser variadas y complejas. Entre ellas se encuentran:
- Experiencias traumáticas: Haber sufrido una intoxicación alimentaria, atragantamiento o haber presenciado un evento negativo relacionado con la comida.
- Factores genéticos: Existe una predisposición genética a desarrollar trastornos de ansiedad, lo que puede aumentar la vulnerabilidad a la cibofobia.
- Molestias gastrointestinales previas: Experimentar náuseas, vómitos o dolor abdominal de forma recurrente después de comer puede generar una asociación negativa con la ingesta de alimentos.
- Miedo a vomitar (emetofobia): La preocupación de que los alimentos contengan patógenos que puedan provocar el vómito puede desencadenar la cibofobia.
Detectar la cibofobia implica prestar atención a una serie de síntomas que pueden agruparse en tres categorías:
- Cognitivos: Angustia, pensamientos irracionales sobre la comida, miedo a enfermar o atragantarse, pérdida de concentración y preocupación extrema.
- Conductuales: Evitación de ciertos alimentos o de comer en público, obsesión con la procedencia y preparación de los alimentos, y no consumir platos cocinados por otros.
- Físicos y fisiológicos: Taquicardia, sudoración excesiva, mareos, temblores, opresión en el pecho y escalofríos al enfrentarse a la comida.
¿Existe una cura para la cibofobia?
La buena noticia es que la cibofobia tiene tratamiento y es posible superarla.
La psicoterapia ha demostrado ser muy eficaz, especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este enfoque terapéutico se centra en identificar y modificar los pensamientos irracionales y las conductas de evitación asociadas al miedo a comer.
Otras terapias que pueden ser útiles incluyen:
- Técnicas de relajación y exposición gradual: Ayudan a la persona a enfrentarse de manera progresiva a los alimentos temidos en un entorno controlado.
- Terapia de aceptación y compromiso (ACT) y Mindfulness: Enseñan a la persona a observar sus pensamientos y emociones sin juzgarlos y a comprometerse con acciones que enriquezcan su vida.
- Hipnoterapia: Puede ayudar a acceder a las causas subyacentes del miedo y a reprogramar las respuestas emocionales.
- Apoyo nutricional: Un nutricionista puede colaborar para asegurar una ingesta adecuada de nutrientes y desmitificar creencias erróneas sobre los alimentos.
- Tratamiento farmacológico: En casos graves, y siempre como complemento a la terapia psicológica, se pueden recetar medicamentos para controlar la ansiedad.
Para quienes sufren de cibofobia, salir a comer puede ser un desafío. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar a manejar la ansiedad en estas situaciones:
- Planifica con antelación: Revisa el menú del restaurante en línea para elegir un plato que te genere menos ansiedad.
- Empieza con pequeños pasos: Comienza por ir a lugares menos concurridos o por periodos cortos de tiempo.
- Comunica tus necesidades: Si sales con amigos o familiares de confianza, explícales tu situación para que puedan ofrecerte su apoyo.
- Practica técnicas de relajación: Antes y durante la comida, realiza ejercicios de respiración profunda para calmar el sistema nervioso.
- Concéntrate en la experiencia sensorial: Presta atención a los sabores, olores y texturas de la comida de una manera consciente y sin juicios.
- Busca apoyo profesional: Un terapeuta puede proporcionarte herramientas específicas para afrontar estas situaciones.
Es fundamental recordar que la recuperación de la cibofobia es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, es posible recuperar una relación saludable con la comida y disfrutar de una vida plena y sin miedos.