Editorial Mediotiempo
Ciudad de México
Se cumplen cinco años desde que falleció la primera mujer mexicana ganadora de una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Fue un 28 de marzo del año 2013 cuando Soraya Jiménez perdió la vida producto de un paro cardiaco.
Sydney 2000 fue la cita con la gloria para Soraya, quien no llegaba entre las máximas favoritas en la disciplina del levantamiento de pesas. Compitió en la categoría de -58 kilógramos y su extraordinaria fuerza le ayudaron a no solamente levantar 225.5 kilos en total, sino también a alzar la esperanza de millones de mexicanos que vieron en ella a una heroína.
Aquellos Juegos Olímpicos fueron los primeros en los que las mujeres fueron autorizadas a competir en la halterofilia y también fue la primera vez que el Himno Nacional de México se escuchó en la máxima justa deportiva gracias a una mujer.
La salud de Soraya sufrió mucho durante y después de su vida atlética, en la que fue sometida a 14 cirugías de rodilla, la pérdida de un pulmón y cinco paros cardiorrespiratorios, además de estar en coma en 2009 producto de un cuadro de influenza AH1N1, todo esto revelado por la propia atleta a la revista Proceso en 2010.
Con solamente 35 años, Soraya Jiménez perdió la vida en la Ciudad de México, pero su legado estará siempre presente y su imagen saltando de alegría en el Sydney Convention & Exhibition Center será imborrable porque fue la primera mujer mexicana que subió a lo más alto del podio olímpico y confirmó que “sí se puede, siempre se puede”.
Sydney 2000 fue la cita con la gloria para Soraya, quien no llegaba entre las máximas favoritas en la disciplina del levantamiento de pesas. Compitió en la categoría de -58 kilógramos y su extraordinaria fuerza le ayudaron a no solamente levantar 225.5 kilos en total, sino también a alzar la esperanza de millones de mexicanos que vieron en ella a una heroína.
Aquellos Juegos Olímpicos fueron los primeros en los que las mujeres fueron autorizadas a competir en la halterofilia y también fue la primera vez que el Himno Nacional de México se escuchó en la máxima justa deportiva gracias a una mujer.
La salud de Soraya sufrió mucho durante y después de su vida atlética, en la que fue sometida a 14 cirugías de rodilla, la pérdida de un pulmón y cinco paros cardiorrespiratorios, además de estar en coma en 2009 producto de un cuadro de influenza AH1N1, todo esto revelado por la propia atleta a la revista Proceso en 2010.
Con solamente 35 años, Soraya Jiménez perdió la vida en la Ciudad de México, pero su legado estará siempre presente y su imagen saltando de alegría en el Sydney Convention & Exhibition Center será imborrable porque fue la primera mujer mexicana que subió a lo más alto del podio olímpico y confirmó que “sí se puede, siempre se puede”.
