Copa América

Miguel Almirón, la última esperanza de un Paraguay que olvidó cómo pelear

El jugador del Newcastle no ha logrado despuntar a nivel selección, rendimiento diametral a lo que ha hecho en los clubes por los que pasó.

Miguel Almirón, el emblema paraguayo de esta época (Mediotiempo)
Miguel Almirón, el emblema paraguayo de esta época (Mediotiempo)
Ciudad de México

Las mejores actuaciones de la Selección de Paraguay en su historia se han erigido sobre la base de que defender bien es primordial, aunque para que esa apuesta pudiera funcionar era necesario contar con jugadores desequilibrantes que lucían al frente, tarea que le ha costado desarrollar a Miguel Almirón, jugador del Newcastle que a pesar de todo se mantiene como la última esperanza de un país que olvidó cómo ser competitivo.

Portador del legado que dejaron elementos como Roque Santa Cruz, Salvador Cabañas, José Cardozo, Cayetano Ré o Julio César Romero, por mencionar a algunos, el nacido en Asunción el 10 de febrero de 1994 se erige hoy como la figura más importante de un futbol paraguayo que perdió el rumbo y que se aferra a que la iluminación le llegue a su último gran talento, por más que luzca como una tarea estéril.

El futbolista que a los 18 años dormía con mamá

La de Miggy, como le apodan, es una más de esas historias que día a día se gestan en Sudamérica, en las que después de crecer en la pobreza pudo hacerse de un sitio como jugador profesional para cambiar su vida, pero en su caso los días buenos tardaron demasiado en llegar, al grado de que con 18 años cumplidos aún dormía en la misma cama que su madre, en un pequeño departamento en el que convivían siete personas.

Por entonces eran ya días en los que esperaba el debut en el Cerro Porteño, club al que llegó con 14 años, después de que fuera rechazado por el Nacional por su físico famélico, un problema difícil de sobrellevar en un futbol acostumbrado al contacto, y que incluso puso en duda su continuidad en la institución.

“Él (Almirón) fue fichado en la Sub 15 de Cerro, pero no jugaba, en la 15 no jugó casi nada, en la Sub 16 no jugó casi nada, al punto de que en noviembre de 2010, cuando se hacen todas las podas, cuando se hacen los descartes de los planteles, Miguel estaba entre los descartes. Entonces le dije al coordinador de las formativas: ‘Yo no quiero que se largue este chico’”, comentó el formador Hernán Acuña en 2018, al rememorar cómo logró la permanencia de un muchacho que parecía condenado por su delgadez.

Acuña sabía que Miguel tenía cualidades para buscar un sitio en el profesionalismo, por lo que le brindó las condiciones para que pudiera demostrarlas, esta vez como un enganche que no estuviera completamente abocado al ataque, sino que fuera también capaz de ayudar a sus compañeros, tal y como lo exige el futbol mundial. Su velocidad se mantenía como su carta fuerte y eso era lo que tenía que sobresalir antes que otras cuestiones.

Todo eso ocurría mientras la familia atravesaba por momentos duros, en los que tenían que pasar de una vivienda a otra por las complicaciones para pagar el alquiler, algunas veces sin la figura de un padre que tuvo que buscar oportunidades en Argentina.

“Económicamente fue muy difícil. A veces esperaba entre tres y cuatro meses para cobrar. No podía ayudar a mantener a mi familia con 300 dólares al mes. Tenía 18 años y jugaba profesionalmente al futbol en Paraguay. Pero todavía compartía la cama con mi mamá", describió Miguel en un ensayo para The Players Tribune en noviembre de 2017, después de arrasar en la MLS con el Atlanta United.


Almirón se encontró con su ídolo, el Tata Martino

Jorge Fossatti fue el técnico que debutó a Miguel Almirón en Primera División el 10 de marzo de 2013, lo que marcó el inicio de una carrera ilusionante que lo llevaría después al Lanús argentino por recomendación de Gustavo Barros Schelotto, tras referirle a su hermano Guillermo de un 'un volante zurdo, encarador, picante, que juega en Cerro Porteño'.

El esfuerzo fue por 1.8 millones de dólares que acabarían por ser bien justificados, porque sumaron a un elemento que supo responder en momentos clave, que sería fundamental para que obtuvieran los títulos de Liga del Torneo de Transición 2016, además de Copa Bicentenario ese mismo año. El plan a nivel de clubes iba bien, pero con la selección paraguaya no, por lo que era mejor estar concentrado en su club.

Lo bien que funcionó en Argentina hizo que el Atlanta United pusiera 5 millones de dólares en la mesa en agosto de 2015, por petición de Gerardo 'Tata' Martino, el técnico que llevó a la Albirroja hasta los Cuartos de Final en el Mundial de 2010 –la mejor actuación hasta ahora en ese torneo–, justamente un ídolo con el que alguna vez soñó trabajar, como también admitió su escrito de noviembre de 2017.

“Hay algo que tienes que entender: el Tata es una leyenda. Puede que incluso la palabra ‘leyenda’ se le quede pequeña. Él es un ídolo para muchos de nosotros en Sudamérica (…) Pero por lo que muchos de nosotros – especialmente los paraguayos le recordamos es por 2010. Ese año él dirigió a la Selección de Paraguay en el Mundial de Sudáfrica, donde llegamos a Cuartos de Final. 
"Yo tenía 16 años en ese momento y era lo único de lo que se hablaba en mi barrio. Lo que más recuerdo es que cuando terminó el partido – perdimos 1-0 contra España – uno de mis amigos nos miró a todos y dijo: ‘¿se imaginán qué bueno si el Tata nos entrenase algún día?’”.


MLS y de ahí a Inglaterra

El cariño que tenía Miggy por el Tata Martino se afianzó mucho más en el día a día en el Atlanta United, donde la confianza recibida lo llevó a convertirse en uno de los mejores jugadores de la MLS, además de que se convirtió en Jugador Franquicia modelo: joven y habilidoso, fue vendido al Newcastle por 25 millones de euros en enero de 2019 tras marcar 22 goles y dar 39 asistencias en 70 partidos.

“Tengo una debilidad especial por Miguel. Antes que nada, es un fenómeno como futbolista. No me sorprende para nada su forma actual y seguro que le irá mejor ya que seguirá evolucionando porque es una persona, profesionalmente hablando, muy ambiciosa, así que seguirá creciendo", deseó Martino en noviembre de 2022 al futbolista que desearía que hubieran coincidido en la mejor Selección de Paraguay de la historia, una que en poco se parece a la que él comanda.

Sobre el autor
Eduardo Domínguez

Reportero-redactor. Egresado UNAM. Llegué a Mediotiempo en 2019.

eduardo.dominguez@mediotiempo.com

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