Futbol

¡Al fin llegó! Aficionado pedaleó cuatro mil kilómetros hasta Rusia

Santiago Reale llegó a Moscú para ver a Argentina en Rusia 2018, aunque aún está a la espera de conseguir boletos.

Juan Martín Montes
Moscú, Rusia

Lo suyo son los extremos y haber nacido en la parte más al sur del continente americano le permitió imaginar una travesía sencilla de contar pero que le requirió cuatro mil kilómetros de pedaleo.

Argentino de la Patagonia, Santiago Reale llegó hace un par de días a Moscú, el final de un viaje que paradójicamente apenas comienza, pues todo lo hizo para ver a la Albiceleste en Rusia 2018 , aunque aún está a la espera de conseguir boletos.

“Este paseo empezó hace tres meses, a principios de marzo, cuando me tomé un avión de Buenos Aires a Barcelona y en Barcelona empezó todo. Ahí terminé de armar la bicicleta y salí con destino final Rusia, a donde finalmente llegamos. Fue un desafío todos los días, todos los días siempre fue algo nuevo”, relató a Mediotiempo.

A la bicicleta le puso nombre: La Capitana. Pintada de azul, su vehículo cuenta hasta con cocina, según presume, por el bolso al lado de la llanta delantera donde carga con una hornilla y los utensilios indispensables.

Pero también lleva bolsa de dormir, documentos, tienda de acampar y un pequeño bolso de herramientas, que afortunadamente requirió poco porque en los cuatro mil kilómetros recorridos nunca se le ponchó una llanta.

“No lo pensé mucho, estas cosas creo que cuando uno las piensa demasiado no se terminan haciendo y cuando el año pasado, antes de clasificar la Selección, dije ‘si clasifican, me voy’ y ahí fue cuando decidí pintar la bicicleta”, agregó.

“Empecé con el blog que se llama Marcando Pasos en las redes y ahí estoy documentando todo el viaje, y en YouTube también subí un video porque la verdad que llevaba mucho tiempo pedaleando, tenía días de 100 o 140 kilómetros por día, pero feliz de haber llegado”.

Tras aterrizar en Barcelona, recorrió todo Francia. De ahí pasó por ciudades como Munich, Salzburgo y Linz. Luego siguió República Checa, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia y finalmente San Petersburgo, donde tomó un tren para llegar a Moscú.

Sin punto fijo para pasar las noches, Reale no parecía tener otra ubicación más “ad hoc” que el exterior de la Plaza Roja, a unos metros del reloj que lleva la cuenta regresiva para la inauguración del Mundial.

Con la cuenta en seis días, presumía la bicicleta a quien se acercara, ya fueran colombianos o hasta árabes, pues este punto moscovita, también a unos metros de la entrada a la Plaza Roja y el Kremlin, ya luce con aficionados de varios países.

“Lo más lindo del viaje fue la gente que viene, te pregunta, te ofrecen hospedaje, te dan comida; eso no me para de sorprender porque eso fue todo el tiempo; acá también me trataron muy bien los rusos”, agregó.

“No veo la hora, la Selección llega el domingo, así que me voy a ir al predio y con un abrazo de cualquiera va a ser más que gratificante”.

Mediotiempo

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