
Erick Gutiérrez se ha convertido en uno de los imprescindibles en el PSV Eindhoven, panorama que hasta hace unos meses lucía lejos de su alcance, ya que eran contadas oportunidades, situación que lo llevó a vivir algunos de los días más difíciles de su vida.
En emotiva charla con PSV TV, medio oficial del club, el canterano del Pachuca recordó cómo toda esa tensión que vivía en el campamento lo trasladaba a su hogar, lo que generó un mal ambiente del que hoy se arrepiente.
"A ningún jugador le gusta sentarse en el banquillo. Llegaba triste a casa con mi familia y creo que mi actitud la transmitía, y eso estaba mal. Pero no me rendí, entrenaba al 100 por ciento, siempre positivo, y ahí están los resultados", comentó el seleccionado nacional.

El partido ante Mónaco en la Europa League
Tras meses de incertidumbre que incluso le hicieron dudar de su continuidad en el club neerlandés, Guti recibió una oportunidad invaluable que supo aprovechar, ya que ante Mónaco en la Europa League, regaló un partido de gran calidad que le valió para volver a ser considerado.
"Fue un partido único para mí, un hito en mi carrera y en mi vida. Pero también para mi familia y mis hijos. Cuando no jugaba, sufrían tanto como yo. Mi mujer también lo pasaba mal cuando no estaba jugando. Estábamos tristes y no avanzábamos, cuando no tenía la certeza que tengo ahora. Esperábamos ese momento y nada se compara con eso", afirmó.
Guti ahora apunta consolidar su estancia en el PSV, en donde incluso cada vez se gana un sitio entre los preferidos de la afición.