En un giro que mezcla el romance con la carrilla futbolera, el árbitro Marco Antonio "Gato" Ortiz decidió gritar su amor a los cuatro vientos al renovar sus votos matrimoniales. Sin embargo, lo que debía ser un momento puramente personal se convirtió en el pretexto perfecto para que los aficionados le recordaran sus polémicas, especialmente aquella que lo vincula con el Club América.
A través de su cuenta de Instagram, el silbante, a menudo en el ojo del huracán por sus decisiones en el campo, publicó una fotografía del evento. En el mensaje, Ortiz expresó su felicidad tras diez años de relación y nueve de matrimonio.
"Nos unimos en matrimonio el 8 de octubre de 2016, y hoy, después de 9 años de camino, elegimos renovar nuestro matrimonio (...) guiados por la fe, la humildad y el amor que ha sido probado y fortalecido a través de muchos retos", escribió el duranguense.
El "Gato" Ortiz, quien ha dirigido finales importantes y es conocido por su fuerte carácter, optó por restringir los comentarios en su publicación, seguramente anticipando la reacción del público. Pero la medida fue inútil; en otras redes sociales como X (antes Twitter) y Facebook, la noticia se viralizó y los memes no se hicieron esperar.
El ingenio de los usuarios se desató con comentarios que hacían referencia directa a la controversial final del Clausura 2024 entre América y Cruz Azul, donde un penal marcado por Ortiz fue decisivo para el título de las Águilas. Frases como "Ya estaba casado con el América y ahora es bígamo" o "La boda pagada por Emilio Azcárraga" inundaron las redes, demostrando que la afición no olvida.
Más allá de la controversia, Ortiz también compartió que la fecha era doblemente especial por coincidir con el cumpleaños de su esposa, lamentando no haber podido estar presente en ocasiones anteriores debido a su compromiso con el arbitraje en finales de la Liga MX. Este hecho, sin embargo, no ablandó a sus críticos.
Este episodio muestra cómo la vida personal de las figuras públicas del deporte, como el "Gato" Ortiz, a menudo se entrelaza con su carrera profesional, para bien o para mal. Mientras él celebra el amor, una parte de la afición le sigue marcando un penal que, para ellos, aún no tiene silbatazo final.
