
El futbol mexicano vive bajo la ley del Club América. No hay en la Liga Mx un equipo tan dominante como las Águilas, una institución con un ADN especial que quedó manifestado en la reciente Liguilla en la que conquistó un tricampeonato histórico, un hito que no ocurría desde hace prácticamente 40 años.
Sí, el Club América en el Apertura 2024 ganó jugando bien y jugando mal, en ocasiones sudando sangre, en jornadas de último minuto, con toques dramáticos o momentos de heroicidad, con algunos golpes de fortuna o con obras de arte. En los últimos tiempos las Águilas se han levantado como una escuadra que no juega las Liguillas sino que se limita a ganarlas.
La adversidad
Lo hecho en el Apertura 2024 quedará en el registro por todas las vicisitudes a las que tuvo que superar. De entrada, una de ellas fue la imposibilidad de contar con el plantel completo, Jardine nunca pudo tener a su disposición a todo el plantel.
Y es que hay que recordar que desde la Jornada 1 tuvo bajas por lesión y a lo largo del semestre las ausencias fueron el peor adversario, porque hasta 18 jugadores tuvieron algún momento de ausencia por una u otra molestia, desde Malagón, Juárez, Cáceres, Fidalgo, Valdés, Brian, Aguirre y hasta Henry tuvieron que quedar fuera de alguna convocatoria por alguna molestia.

De visita
Otro factor fue el cambio de casa, después de la Final con Cruz Azul del Clausura 2024, el club tuvo que mudarse por los trabajos de remodelación del Estadio Azteca, aunque se cambió a unos kilómetros, la realidad es que en el estadio de la Ciudad de los Deportes nunca se sintió cómodo, nunca se sintió local y su afición tampoco se logró asentar.
Fueron 24 juegos los que disputó América, y en prácticamente todos ellos se sintió como visitante, porque incluso cuando se tuvo que jugar una posición en el Play In contra Pachuca tuvo que irse por un conflicto administrativo entre la delegación Benito Juárez y la administración del inmueble de la Colonia Nochebuena. Y qué decir del juego de Ida de la Final, en la disputa por un título, nunca en su historia el América tuvo que irse a otro estado para jugar como local. Y así llegó su primera estrella lejos del cobijo de su casa.

Fe descomunal
A todo ello se repuso el cuadro azulcrema, y terminó levantando un tricampeonato histórico en Monterrey, algo que ningún otro equipo ha logrado en los últimos 40 años, cuando precisamente las Águilas conquistaron el último tricampeonato luego de ganar las Temporadas 1983-84, 1984-85 y el torneo Prode 1985.
Sí, hubo días en los que al aficionado americanista se le dio el pésame, se había velado y enterrado al bicampeón, pero fue cuando el equipo -tendido en la sala de autopsias- apretó los dientes y se levantó para competir y en plena Liguilla anduvo como Lázaro.
André Jardine fue capaz de revolucionar a su equipo y encontrar respuestas para los momentos ásperos. El entrenador mostró personalidad, desde sus alineaciones mandó un mensaje claro a sus jugadores de fe y convicción; modificó partido a partido, siempre con una esencia competitiva. En la Liguilla, América tuvo juego, mecánica, pero sobre todo, personalidad; maniató al campeón de goleo, frenó al líder general y a la mejor ofensiva del torneo y silenció el Gigante de Acero.
Sumado al mérito del banquillo, en el campo los jugadores dieron un paso al frente. Hace justo un año, el 17 de diciembre de 2023, América consiguió el título del Apertura 2023; luego de 365 días, el americanismo anda rebosante, no es para menos cuando el futbol mexicano vive bajo la ley del más grande, bajo la ley del Club América.