
Uruguay no suele ser un país ligado a temas de la pobreza, inclusive la tendencia es destacar que es uno de los países con más alta calidad de vida en América Latina, aunque debajo de ese manto también se tejen historias complejas de supervivencia, una de ellas ligada a Brian Rodríguez, jugador del América recientemente firmado hasta 2029.
Nacido el 20 de mayo del año 2000, el extremo tuvo que salir de casa cuando apenas tenía 11 o 12 años de edad, sabedor de que sólo así podría concretar su sueño de convertirse en futbolista profesional, una meta que tenía un profundo detrás, que era ese deseo de ayudar a su familia a salir adelante.
Porque si bien Montevideo presume una alta calidad de vida con niveles de pobreza que apenas alcanzan el 17 por ciento, en el interior del país suele ser más compleja la vida, más dura y de menos oportunidades.

Tranqueras, el pueblo en la que nació el Rayito, incluso está entre las que cuenta con mayores índices de pobreza de Uruguay, a pesar de que no rebasa ni los 10 mil habitantes. Impensable forjar un legado si se permanecía ahí como futbolista.
Por eso fue que Brian dejó atrás amigos y familia para buscar una oportunidad. Primero fue a a dar a Rivera y después a Tacuarembó, donde intentó asegurarse que los innumerables cazatalentos se fijaran en él, lo que sucedió. Peñarol, uno de los gigantes del continente, se fijó en él.
"Llegué a Peñarol en 2015, en Quinta División. Siempre me puntualizaron que veían en mí cosas que no veían en los demás, pero que tenía que enfocarme y tener disciplina, en aquel entonces faltaba mucho a entrenar, no me gustaba. Un día me dieron una charla muy serie, que supe escuchar, y me hizo un click. A partir de ahí cambié por completo", rememoró junto a ESPN en agosto pasado.

El resto pasó sólo por sus manos, pues fue cuestión de demostrar que tenía la capacidad de ser futbolista profesional, lo que pudo hacer de gran forma. Por eso que su proceso en inferiores no fuera tan extenso, ya que el 28 de marzo de 2018, frente al Danubio, debutó como profesional y un año después, en agosto, tomaba el vuelo rumbo a Los Ángeles para ficha por el LAFC.
América, la ventana del Rayito
Si bien en Estados Unidos logró asentarse, al grado de ser constantemente convocado a la selección de su país desde septiembre de 2019, fue en el América de México donde encontró el protagonismo que tanto deseó, siempre acompañado con mejoras económicas que le sirvieron no sólo para ayudar a su familia, sino a toda esa gente con la que alguna vez convivió en Tranqueras, donde hoy es reconocido como "el hijo pródigo".