
La leyenda de Rayados, Jesús Arellano, porta con orgullo su apodo de Cabrito, pero lo que pocos saben es que al inicio de su carrera, era llamado "Charrito".
¿Por qué Charrito?
A Chuy se le comenzó a llamar Charrito Arellano cuando inició a jugar con el Monterrey, ese sobrenombre se lo dio el comentarista de Multimedios, Don Roberto Hernández Jr., pero al presiente del club regio, Jorge Lankenau, no le parecía, ya que consideraba era un elemento de cantera albiazul y no descubrimiento de José 'Charro' Barragán.
Todo viene desde el origen, el surgimiento de este jugador que fue figura en Selección Mexicana, ya que en un principio él quería dedicarse a bailar cumbias y el Charro lo convenció de seguir en su equipo Vaqueros de Guadalupe de Tercera División.
Arellano tuvo algunos obstáculos para llegar al futbol profesional, principalmente por la postura del Club de Futbol Monterrey, quien se negó a comprarlo y fue hasta que lo pudo obtener gratis que le dio cabida en su plantel. Barragán había conocido a Chuy a los 16 años de edad y Rayados lo adquirió tres años después.
"No me puedo adornar con eso de que yo lo descubrí, porque yo no fui al llano a verlo. Lo que hice fue guiarlo por el mejor camino de su vida, pues a los 18 años ya no quería jugar, porque él era un bailador de cumbias y quería dedicarse a eso, quería divertirse, prefería su barrio, sus amigos que la disciplina del futbol; entonces, fui a su casa y frente a sus padres le dije ‘mira Chuy, el futuro tuyo y de tu familia lo traes en tus piernas’ y lo hice cambiar de opinión”, explicó el Charro.
Sin embargo, a la directiva de Rayados no le parecía el darle crédito al Charro Barragán, así que buscó eliminar el apodo, le pidió ayuda a Enrique 'Perro' Bermudez para crearle uno nuevo.
“Chuy tendría unos 19 años, ¡claro, ya era un jugadorazo! cuando llegó a Rayados, Monterrey no descubrió nada. Don Roberto Hernández Jr. le decía el Charrito Arellano por mí, pero era tanto el celo de Lankenau que exigió al Perro Bermúdez que le buscara otro nombre y fue por eso que lo apodaron el Cabrito, el cual portó Arellano sin ningún problema, pues al ser regio se identificaba con el sobrenombre, por ser el platillo típico de la Ciudad de Monterrey", contó.