
Es 13 de enero de 2024. El Reading FC está por enfrentarse al Port Vale en lo que debería ser un partido rutinario de la League One, en el Select Car Leasing Stadium. El encuentro comienza, los jugadores empiezan a encontrar su ritmo, hasta que una pelota de tenis solitaria cruza el campo, su color amarillo fluorescente imposible de ignorar. Luego otra. Y otra más. Las miradas se cruzan, confundidas. El árbitro detiene el partido.
El portero del Port Vale, vestido completamente de rosa, se acerca a las gradas intentando entender la interrupción. La protesta termina tan repentinamente como empezó. El juego se reanuda, pero solo por un instante.
En el minuto 16, comienza la verdadera protesta. Aficionados del Reading invaden el campo. Se sientan en el círculo central, gritan, corean, agitan bengalas y levantan pancartas: “Dai Yongge Out”, “El futbol tiene un problema de propiedad”. El humo azul llena el aire. “Fuck the EFL” resuena en todo el estadio.
El personal de seguridad corre al campo. Los jugadores son escoltados al vestidor a través del túnel. Más aficionados saltan las vallas publicitarias y se suman a la invasión: casi mil personas en total. Agitan carteles, lanzan más pelotas de tenis al césped y hacen que su mensaje sea imposible de ignorar. Desde la grada visitante, los seguidores del Port Vale aplauden y muestran su apoyo.
Port Vale counting down the Reading fans to Run onto the Pitch ???? #readingfc #pvfc pic.twitter.com/VJrV55ev8A
— league1and2 (@league1and2) January 14, 2024
El partido es suspendido oficialmente.
En cuestión de horas, los titulares relatan el caos: “Partido suspendido tras protesta de aficionados”, “Hinchas del Reading ocupan el campo furiosos con la directiva”, “Se suspende el Reading vs Port Vale por protesta de los aficionados contra el propietario Dai Yongge”. Pero esto no se trataba sólo de una tarde. Era la erupción de años de dolor, mala gestión y tensiones no resueltas. Los aficionados del Reading habían llegado al límite. Y el mundo del futbol, finalmente, estaba prestando atención.
Desde el 2021, al Reading se le han descontado un total de 16 puntos debido a reiteradas infracciones financieras, entre ellas el incumplimiento en el pago puntual y completo de los salarios de los jugadores a finales de 2022 y principios de 2023, así como el impago de impuestos. Estas violaciones llevaron a la English Football League (EFL) a sancionar al club con deducciones de puntos que afectaron profundamente su sueño de volver a la Premier League.
Sell Before We Dai
En el corazón de estas protestas está Sell Before We Dai, un grupo de presión liderado por aficionados que busca forzar la venta del club antes de que se cause un daño mayor. En su sitio web, describen su misión de la siguiente manera:
“Un grupo de presión liderado por aficionados que busca animar al propietario del Reading FC, Dai Yongge, a vender el club a un nuevo dueño antes de que se cause más daño al equipo que conocemos y amamos. Nuestro objetivo es asegurar un futuro estable y sostenible para el Reading FC.”
Desde su creación, Sell Before We Dai ha organizado protestas masivas, ha entablado diálogo con los medios de comunicación y ha presionado a la EFL para que actúe con mayor firmeza. Sus esfuerzos han logrado captar la atención nacional sobre la crisis que atraviesa el Reading, amplificando las preocupaciones sobre la gobernanza del futbol y la necesidad de establecer regulaciones más estrictas para los propietarios de clubes.
Becky Trotman, integrante del grupo y aficionada de toda la vida, cuenta que el equipo ha sido parte esencial de su historia personal. “Mi papá empezó a llevarme a los partidos cuando era niña”, comparte. “El club prácticamente se ha desmoronado y ya no compite al nivel en el que quisiéramos estar. Se ha convertido en un desastre financiero.”
Sell Before We Dai se formó en el verano de 2023, cuando los aficionados del Reading veían cómo su club se hundía bajo una creciente mala gestión financiera. La EFL había comenzado a deducir puntos por reiteradas infracciones: pagos tardíos de impuestos, gastos insostenibles y una brecha cada vez mayorentre ingresos y egresos. “Fue devastador”, dice Trotman. “Nuestros jugadores ganaban en la cancha, solo para que esos puntos nos los quitaran la semana siguiente.”
El equipo base detrás de Sell Before We Dai está compuesto por alrededor de una docena de voluntarios que compaginan sus empleos, familias y compromisos personales. “Básicamente somos personas que solo quieren ir a un partido, hablar sobre la alineación, el resultado, quién jugó bien y quién no,” explica Trotman, “no pasar las noches leyendo documentos legales o siguiendo juicios.”
A pesar de las exigencias, el grupo ha encontrado cierto equilibrio, combinando ideas frescas para las protestas con las realidades de la vida cotidiana. Las llamadas por Zoom suelen ocurrir a las 9 de la noche, y la mayoría de los miembros cuentan con el apoyo de familias comprensivas que entienden la causa a la que dedican su tiempo. Con el tiempo, el grupo ha ido evolucionando: algunos miembros se han retirado, otros se han sumado, pero han logrado captar una atención significativa hacia su lucha.
Varios integrantes llegan temprano a los partidos para dar entrevistas a medios fuera del estadio, invitar a otros aficionados a firmar peticiones y apoyar protestas creativas, a veces incluso disfrazándose para generar oportunidades fotográficas. “Ninguno de nosotros esperaba estar haciendo esto,” dice Trotman, “pero el hecho de que tantas personas hayan ofrecido su tiempo y habilidades es realmente admirable.”
El grupo también tomó medidas deliberadas para asegurar que su movimiento fuera pacífico y constructivo. “Los aficionados al futbol a veces tienen la reputación de que, si están descontentos, simplemente se emborrachan, lanzan cosas y gritan obscenidades. No queríamos ser uno de esos grupos, y no hemos causado problemas ni ha sido necesario que intervenga la policía. Eso dice mucho de las personas que integran el grupo y de la afición de Reading en general.” Así han consolidado su reputación como una fuerza pacífica en favor del cambio.
Castigo tras castigo
Esta saga ha durado tanto que casi ha desensibilizado a los aficionados ante la gravedad de la situación. La caída en crisis del Reading FC ha estado marcada por la inestabilidad, las promesas rotas y una creciente sensación de desilusión. Desde que Dai Yongge asumió el control en 2017, el club ha estado plagado de problemas financieros, incluyendo una pérdida neta de 35.5 millones de libras en 2021 y dudas sobre la idoneidad de los Dai para ser propietarios de un club de futbol. La venta del estadio a una de las propias empresas de Yongge sólo profundizó la desconfianza. Mientras Yongge admitió públicamente que la carga financiera había sido demasiado grande y afirmó estar buscando un comprador, los aficionados dicen que hay poca evidencia de una intención genuina.
"Nos han estado alimentando con esta narrativa durante más de 500 días, diciendo que Dai Yongge está 'comprometido' a vender el club, y no hemos visto absolutamente ninguna prueba de eso", dijo Trotman. "Sabemos que ha habido compradores potenciales que han hecho ofertas que han sido rechazadas… Rob Couhig, el expropietario de Wycombe Wanderers, estuvo muy cerca de cerrar el trato el verano pasado. Incluso prestó una suma considerable de dinero al club para pagar salarios, impuestos y costos operativos diarios, bajo el entendimiento de que él sería el nuevo propietario, y luego, en el último momento, el acuerdo se vino abajo. Le devolvieron su dinero y ahí terminó todo."
La incertidumbre prolongada ha dejado a los aficionados frustrados, especialmente cuando otros clubes han logrado transiciones de propiedad sin tantos problemas en un tiempo mucho más corto. "Si el Sr. Dai está comprometido con la venta del club, y nosotros creemos firmemente que no ha mostrado ninguna intención de hacerlo, por lo menos desde la perspectiva de los aficionados, ¿por qué no ha pasado nada? Hemos visto informes en las noticias todo el tiempo de otros clubes de futbol ingleses que se han vendido exitosamente y han tenido nuevos propietarios que han tomado el control desde que Reading está a la venta. Entonces, si otros clubes pueden completar este proceso de forma relativamente fluida, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros?”
Mientras Reading lucha por mantenerse a flote, los aficionados no pueden evitar mirar a clubes como Wrexham, que una vez jugaba en las profundidades de la National League (quinta división) y ahora prospera en la parte superior de la League One (tercera división). La diferencia es notoria: mientras Reading ha sufrido turbulencias financieras, decepciones por parte de los propietarios y descensos, Wrexham ha disfrutado de una dirección estable e inversiones inteligentes, gracias a sus propietarios de Hollywood. Esta diferencia resalta los márgenes tan estrechos entre el éxito y el desastre en la propiedad del futbol.
La fallida venta a Couhig es solo un ejemplo de lo precaria que se ha vuelto la situación. A pesar de las nuevas advertencias de la EFL y una fecha límite extendida para la venta hasta el 22 de abril, no hay una solución clara. Mientras el club se tambalea al borde de la administración o algo peor, los aficionados se quedan preguntándose cuándo la EFL hará algo más que emitir plazos y advertencias.
EFL Statement: Reading FChttps://t.co/kv4zgXTx7B pic.twitter.com/nt6CBtDqnq
— EFL Communications (@EFL_Comms) April 3, 2025
Para muchos aficionados del Reading FC, las deducciones de puntos impuestas en las últimas temporadas han parecido un castigo dirigido a las personas equivocadas. “Las deducciones de puntos tienen sentido si hablas de castigar a un propietario que se preocupa por su club, que tal vez ha sido un poco irresponsable con cómo gasta el dinero,” explicó Trotman. “Pero cuando hablas de un propietario que ha sido irresponsable con el dinero, pero luego básicamente pierde interés en el club, la deducción de puntos, lo que nos lleva al descenso, no le importa en lo más mínimo”. La realidad es dura: Dai Yongge no ha asistido a un partido en años, no ha pisado el estadio recientemente, y parece indiferente a la situación del club. Como lo expresó Trotman, “Las deducciones de puntos solo sirven para castigar al entrenador, a los jugadores y a nosotros, los aficionados.”
Este enfoque, argumentan muchos, refleja un fracaso más amplio en el sistema disciplinario de la EFL. “Tener un castigo genérico no funciona y no castiga a las personas adecuadas,” continuó Trotman. “Tuvimos deducciones de puntos durante varias temporadas y eso no hizo que cambiara su comportamiento. De hecho, las cosas empeoraron aún más con el no pago al personal, por ejemplo. Claramente, el nivel de presión que pensaban que estaban ejerciendo sobre el Sr. Dai no hizo absolutamente ninguna diferencia.”
A medida que la crisis se alarga, crece la duda sobre si incluso la amenaza de descalificación sería suficiente para forzar a Yongge a vender.
La importancia de los clubes locales
En los siete años desde que Dai Yongge asumió el control del Reading Football Club, los aficionados han visto cómo su amado equipo se desmoronaba de ser un aspirante a la Premier League a un club que lucha por sobrevivir en la League One.
“Ha habido una falta de comunicación, no solo por parte del propietario, sino también del CEO, y realmente de todos, salvo del entrenador,” dice Trotman.
A diferencia de los aficionados de otros clubes en crisis, los seguidores del Reading ni siquiera han tenido la oportunidad de confrontar la fuente de su frustración. “Ha habido otros clubes que han tenido protestas dentro y fuera de sus estadios, y la persona contra la que están protestando está justo allí en el palco de los directores. Así que saben que el mensaje está siendo recibido,” explica Trotman. “Nosotros nunca hemos tenido ese lujo. Y es una gran frustración porque es difícil saber cuánta diferencia estás haciendo, cuando el hombre contra el que esencialmente estás tratando de actuar es tan invisible.”
Es esta ausencia de liderazgo lo que ha reunido la ira de los seguidores. Los aficionados que antes llenaban el Select Car Leasing Stadium con esperanzas de gloria en la Premier League ahora se sienten cada vez más alienados. “Es como si nuestras opiniones como aficionados no importaran,” dice. “Los propietarios tienen un total desdén por los aficionados, desde el primer día. Y creo que el hecho de que hayamos visto a nuestro equipo pasar de la final de los playoffs en el Championship, justo cuando fue anunciado como el nuevo propietario, a un par de penales de la Premier League, a ser degradados repentinamente a la League One, ver la decadencia del club ha hecho que mucha gente esté muy molesta.”
El costo emocional ahora se refleja en el deterioro físico de la infraestructura del club. La asistencia ha caído significativamente a medida que la moral disminuye y la experiencia en los días de partido empeora. “Estamos teniendo grupos mucho más pequeños que antes", explica Trotman. “Algunas personas no quieren ir a los partidos porque el nivel de futbol en la League One no es lo que sería en la Premier League, y es triste que la gente esté eligiendo no asistir por las acciones de un hombre y su equipo.”
Incluso el estadio, antes una fuente de orgullo local, muestra signos visibles de negligencia. “El estadio se está desmoronando”, dice. “Requiere mucho mantenimiento y hemos visto cómo se ha ido deteriorando ante nuestros ojos. El césped, en ocasiones, esta temporada, ha estado en un estado horrible porque aparentemente ‘no tienen el dinero’ para pagar la iluminación especial que a veces se necesita en este país para que la hierba crezca correctamente.” Según Trotman, incluso las instalaciones básicas para los aficionados ya no se mantienen adecuadamente. “Simplemente nos sentimos insultados.”
Ante esa negligencia, hay una cosa que permanece constante: los aficionados. “Los dueños vendrán y se irán, los entrenadores y jugadores vendrán y se irán, pero los aficionados siempre estarán allí,” agrega. “Y no ha habido ningún reconocimiento de eso.”
El deporte es más que solo juegos jugados bajo las luces del estadio o transmitidos a millones. Son el latido del corazón de las comunidades, uniendo a las personas a través de la historia compartida, la pasión y la identidad. Mientras los clubes de élite dominan los titulares, son los equipos locales, los que llenan estadios de pequeñas ciudades y campos de futbol de base, los que realmente definen el tejido cultural de un lugar.
Estos clubes ofrecen más que entretenimiento, brindan un sentido de pertenencia, crean recuerdos de toda la vida y sirven como fuente de orgullo para generaciones enteras. Fomentan el talento, reúnen a las personas a pesar de divisiones sociales y dan a los pueblos una voz colectiva en el mundo del deporte. Cuando estos clubes desaparecen, no solo se pierde un equipo, se pierde una parte del alma de una comunidad.
Despite the off-field issues, this has been a very uplifting week in some ways.
— Sell Before We Dai (@SellBeforeWeDai) April 4, 2025
So many fans on multiple social media platforms have come together to try and #FillTheSCL for a key reason: they love their club.
This club is very much alive despite our current situation - and we… pic.twitter.com/cuAHw3gmxv
Los aficionados del Reading saben esto mejor que muchos. Con su club ahora en peligro después de años de mala gestión bajo la propiedad de Dai Yongge, los seguidores se han visto obligados a enfrentarse a un escenario impensable. “No subestimen la importancia de un club de futbol en términos de lo que significa para sus aficionados y lo que significa para la comunidad. Muchos de nosotros en Reading hemos tenido que sentarnos a contemplar lo que significaría si no hubiera el Reading Football Club, y realmente no nos gusta la idea de eso,” dice Trotman.
A pesar de todo, los aficionados siguen unidos en esperanza y desafío. “Para los aficionados del Reading en este momento, lo único que realmente podemos hacer es apoyar a Noel Hunt y al equipo y ayudarles a luchar por ese puesto en los playoffs que nadie creía posible al inicio de la temporada,” dice Trotman. “Lo que han hecho es increíble frente a todo el caos que está sucediendo fuera del campo. Así que vengan y llenen el estadio, por favor apoyen al equipo, y solo necesitamos esperar que las personas involucradas en la venta actúen como adultos, se sienten a la mesa y resuelvan esto. Y que la EFL haga lo correcto, no por Dai Yongge, sino por un club de futbol comunitario y sus aficionados.”
La posición actual del Reading FC es, de hecho, nada menos que notable. Con solo tres partidos restantes en la League One, el club está luchando por el último puesto de playoff. La diferencia de goles es lo único que los separa del sexto lugar. Noel Hunt y su equipo han desafiado las probabilidades, manteniendo vivas las esperanzas de ascenso del Reading.
Frente a la incertidumbre, son movimientos como Sell Before We Dai los que mantienen vivo el espíritu del futbol. Su incesante campaña, feroz defensa y firme creencia en el valor de su club muestran lo que es el verdadero apoyo. Nos recuerdan que el futbol no le pertenece a propietarios distantes o entidades corporativas, le pertenece a los aficionados, a las comunidades, a las personas que se presentan bajo la lluvia y el sol, semana tras semana.
Los grupos de aficionados como estos no solo son vitales para mantener el poder bajo control, sino que son los guardianes del alma del futbol, asegurándose de que el juego siga estando arraigado en la comunidad, la memoria y el sentido de pertenencia.