Futbol
Caleb Ordoñez Talavera
Columna de Caleb Ordoñez Caleb Ordoñez Talavera

Guillermo del Toro y la Femexfut

Ciudad de México

En Estados Unidos ha crecido exponencialmente el odio por los inmigrantes mexicanos. Aunque ese sentimiento ya existía antes de Donald Trump, la realidad es que a partir del gobierno del extrovertido y cínico presidente de los Estados Unidos, a nuestros paisanos no les ha ido nada bien.

Hace unos días, una familia de mexicanos estuvo presente en el partido de los Rangers de Texas de la liga profesional de beisbol.

Jessica Romero relató en redes sociales que el sábado pasado acudió al Estadio Globe Life Park en Arlington Texas, acompañada de su esposo y su hijo a un juego del conjunto texano en contra de los Tigres de Detroit. Resaltó que no estarían en la sección a la que siempre acuden debido a que compró los boletos de último minuto. Al llegar a sus asientos su esposo quiso tomar un foto familiar, como lo hacía habitualmente, en ese momento escuchó a un sujeto que estaba sentado detrás de ellos decir que buscaría la forma de arruinar la toma… y lo logró.

El norteamericano estuvo molestando a la familia de latinos exigiendo que se fueran de Estados Unidos.

En la imagen compartida por Jessica en Facebook se aprecia a un hombre con gorra roja, lentes obscuros y playera negra haciendo una seña obscena con el dedo medio mientras el padre de familia toma la foto. Decidieron superar el momento, sin embargo, el sujeto no dejaba de hacer ofensas hacia los migrantes por lo que la familia decidió retirarse del estadio apenas en la quinta entrada.

Por internet, Jessica y su esposo se enteraban de una masacre que ocurría en El Paso, en el mismo estado donde ellos residen. Decían que eran tres, luego seis y terriblemente se dio a conocer la realidad del problema: Un norteamericano racista había asesinado a 22 personas mayormente hispanas y otras 24 estaban heridas.

Ha sido el ataque terrorista a mexicanos más terrible del que se tenga memoria fuera de territorio nacional. Una verdadera desgracia que desnuda un asunto que todos deberíamos de reprobar.

ES BUENO SER RARO

Días después de la desgracia, el multipremiado cineasta Guillermo del Toro recibía su estrella en el paseo de la fama, de la calle Hollywood, en Los Ángeles, California. 

Delante de un público eufórico que gritaba en español ¡Viva México! ¡Viva Guillermo! el director levantó la voz en inglés: “Deben saber una cosa, soy mexicano y soy inmigrante. Como mexicano, recibir esta estrella es un gesto y ningún gesto ahora mismo puede ser banal o simple. Es muy importante que esté sucediendo en estos momentos”.

“Hay dos cosas que quiero aclarar hoy sobre mí; uno, soy raro y realmente agradezco la oportunidad que tenemos de ser así. Lo que siento con esta estrella es que la gente rara y de otro color como yo, puede estar aquí, eso me da esperanza”, sentenciaba con la voz entrecortada y lágrimas que se iban dibujando en sus ojos.

Del Toro toma con emoción una bandera de México, que alguien le obsequia entre el público asistente, la besa, la abraza y se hinca con ella. Voltea al público de nueva cuenta, les dice: “Estamos viviendo un momento de mucho miedo y divisiones, porque para eso utilizan el miedo, para dividirnos. Lo utilizan para decirnos que no somos iguales, que no debemos confiar en nadie. Pero la cura es unirnos y darnos cuenta que esas diferencias son puras fantasías. Uno de los mejores cineastas del mundo sentencia: ‘No crean las mentiras que dicen de nosotros (los inmigrantes), crean en las historias que llevan dentro’.

EL SILENCIO TAMBIÉN MATA

El futbol mexicano y sus futbolistas, en Estados Unidos, se han posicionado como uno de los mejores y jugosos negocios deportivos. Se estima que solo por que México participe en la Copa de Oro en tierras estadounidenses se derrochan más de 30 millones de dólares, esto solo en entradas a los partidos, en menos de un mes de competencia.

Esa cantidad en nada se compara a lo que la revista Forbes señala como ingresos a las televisoras, marcas y a la Federación Mexicana de Futbol, un negocio que hasta hace cinco años era de 300 millones, hoy en día ronda entre los 700 y 900 millones de dólares al año.

Los empresarios estadounidenses consideran a los equipos mexicanos junto con la selección, al mismo nivel que las ganancias de los mejores equipos de futbol americano y la NBA.

Curiosamente, fue la Federación Mexicana quien hizo un silencio sepulcral ante los escalofriantes ataques de un supremacista blanco en el supermercado WalMart (Patrocinador de la gira de juegos amistosos de México en 2018) de El Paso.

No hubo un comunicado, una sola palabra ante los medios, vaya, no se registró un solo tuit de condena por parte el presidente Yon de Luisa.

¡Vaya diferencia de talantes! Mientras decenas de mexicanos exitosos en Estados Unidos se llenan la boca y sus redes sociales de condenas contra la violencia y el mar de sangre que corre en matanzas contra mexicanos, la Femexfut no tiene ni siquiera la decencia de decir “I´m sorry”.

El futbol no se trata solamente de espectáculo, no señor presidente Yon, no solo se recogen carretadas de millones de nuestros paisanos en los estadios y en los souvenirs y playeras que compran. Ellos, son la afición más fiel, quizá del mundo. Pues extrañan sus raíces, deleitan ver un juego de México vencer al país que sea, cuando se toman el poco tiempo libre que les da la jornada laboral -en ocasiones comparable a un esclavo- para sentirse en casa, rodeados de otros mexicanos que sienten los colores más intensamente que nadie.

Que el sufrimiento por la lejanía, la soledad, el desprecio y la constante humillación les han quitado todo, menos el sentido de pertenencia y el amor por su país. A ellos, a quienes tienen miedo de un ataque masivo, por el hecho de ser simplemente morenos o que se sepa que son mexicanos. A ellos, es a quienes en los peores momentos, el futbol mexicano debe voltear a ver y al menos, darles un mensaje de aliento ante la zozobra.

No, Yon, no se trata de llevarles un espectáculo, se trata que la Federación Mexicana de Futbol sepa el peso que representa socialmente y no tenga miedo, que no calle cuando más necesita levantar la voz.

¡Vaya que hay diferencias entre paisanos!

Mediotiempo

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