“Quiero entregarle esta medalla en nombre de toda la Selección Nacional, presidente, en agradecimiento de este esfuerzo que hace por apoyar económicamente al equipo y entusiasmarlos porque fue una gran noticia, presidente, le entrego la mascota que le entregan a todos los medallistas. Y esta medalla que se hizo conmemorativa, que dice: “Eres parte de la historia de la delegación mexicana’”, dijo Ana Guevara al entregar la presea y el muñeco a López Obrador el pasado 12 de Agosto, en una de las ruedas de prensa matutinas, comúnmente llamadas “mañaneras”, que ofrece el presidente a los distintos medios de comunicación.
El presidente voltea a las decenas de cámaras fotográficas ahí presentes, modela con una gran sonrisa la medalla de oro y el muñeco.
Lo ocurrido esa mañana fue criticado fuertemente en redes sociales, en segundo término quedó, relegado, el tema más importante: El apoyo a los deportistas y entrenadores, por más de 222 millones de pesos gracias a la venta de la mega mansión del narcotraficante Zhenli Yen Gon.
Ana Gabriela Guevara, la polémica directora de la Conade, sufrió una lluvia de consignas que no la bajaron de “barbera” y “oportunista”, de manera literal ambos políticos se pusieron las medallas que, en la opinión de muchos, no merecen y mucho menos la celebración faraónica en la que se convirtió dicho evento mediático.
El enojo de decenas de deportistas con Guevara se intensificó con la frase que le dijo al presidente, pues gracias a su labor al frente de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte “una lucha titánica erradicar el huachicoleo deportivo”, como si su trabajo hubiera sido trascendente para que los muchachos obtuvieran medallas colgadas en el pecho y se había olvidado que no esperaba mucho de los deportistas, esperando “que le callaran la boca”. Su adulación frente al presidente terminó por enmarcar una frase inolvidable que leí en twitter: “algunos ganan el oro, mientras otros muestran el cobre”.
GENERACIÓN DE GIGANTES
Unos días antes de que comenzaran los Juegos Panamericanos fui retado e inspirado por los 543 atletas mexicanos que competirían en Lima 2019.
En aquella ocasión escribí en mi columna de Mediotiempo.com, como título “¿Mexicano? Es tu momento de callar bocas”. Pues estaba convencido que más allá de las terribles profecías de derrota que decían los “expertos” que obtendría la delegación mexicana, ésta la constituían cientos de corazones y de anhelos por poner su nombre y el de su país en alto. ¡Fueron mucho más grandes de lo que cualquier pudo haber esperado!
El récord histórico de la delegación es un mérito cien por ciento de ellos, la cosecha histórica de 136 medallas de la delegación mexicana en Lima 2019 y su tercer lugar en el medallero no tienen comparación con las entre 70 y 89 medallas que les pronosticaban.
Demostraron gallardía, hambre de triunfo y coraje en los momentos más importantes. El 15 de agosto, éste ejército de gigantes mexicanos se presentó en el palacio nacional y ahí los aplausos no fueron para el presidente López Obrador, ni para Ana Gabriela Guevara, cada una de las muestras de honra fueron para quienes realmente las merecieron, quienes se “partieron el lomo” durante años, quienes han enfrentado las carencias, vencido el desánimo, lesiones, entre decenas de adversarios.
Ante estos valerosos jóvenes, el presidente tuvo que reconocer lo que por muchos días le han exigido miles de personas en redes sociales, dejar de colgarse medallas ajenas.
“No queremos colgarnos ninguna medalla, porque el esfuerzo es de ustedes, de sus familias, de sus entrenadores; el gobierno está en la retaguardia, no ha sabido estar adelante, en la vanguardia promoviendo el deporte” dijo.
Que quede muy claro, las empresas y los gobiernos han estado, están y seguirán en deuda con los deportistas, hayan ganado o no una medalla, porque el deporte dignifica al ser humano, el testimonio de los deportistas arrastra para que otros les sigamos, sobretodo las nuevas generaciones.
Estoy de acuerdo en lo que dice AMLO: Para empezar el Gobierno va a pagar la deuda que tiene con ustedes para ponernos al corriente y hacia adelante estemos parejos y no nos quedemos a deber; Si se trata de reconciliación, los 543 panamericanos están dispuestos y con el talento suficiente, con la gallardía, el ímpetu y el amor por México para seguir haciendo hazañas en los siguientes mundiales y por supuesto, en el día que tengan que competir en el glorioso Tokio 2019.
Todo el honor a esos guerreros y solo a ellos, nuestros 543 representantes mexicanos.