Futbol
Héctor González Villalba
Fue al balón Héctor González Villalba

¿Quién se hace responsable del desastre en Pumas?

Ciudad de México

Si Pumas hubiera calificado al Repechaje del Torneo Clausura 2023, hubiera sido un engaño; no trabajó para ello y no lo mereció. En ese sentido el futbol es justo. Fue un equipo sin identidad ni forma futbolística, un grupo de jugadores sin ambiciones deportivas y algunos sin el talento ni la disciplina mínimas para jugar en la Primera División. ¿Nombres? Algunos brasileños que por ahí andan.

Haber calificado al Repechaje hubiera sido como otorgarle un crédito gratuito a una administración que no ha coronado su proyecto, desde noviembre 2019 cuando tomó posesión en forma de interinato con el ingeniero Leopoldo Silva a la cabeza. Habría para quien estaríamos hablando de una presidencia fallida. No lo creo. No del todo. Y tengo razones para sostenerlo.

Han sido seis torneos desde el Clausura 2020, incluidos interinato y ratificación (y restando el que se suspendió); en los que Pumas registra dos Finales, ambas perdidas; la primera de Liga MX ante León y la segunda en la Liga de Campeones de la Concacaf ante el Seattle Sounders de la MLS. Esta última escandalosa derrota y una oportunidad perdida para coronar; un desperdicio.

Fuera de eso, deportivamente hablando, nada. Pumas ha sido un carnaval, una fiesta sinfín, un equipo sin pies ni cabeza en la cancha, especialmente a partir del último torneo de Lillini; todo signo de la fragilidad institucional, lo que no acontece con otros clubes, en los que llegue quien llegue, se vaya quien se vaya, la competitividad no se pulveriza. En Pumas todo se rompe a la menor sacudida.

Yo esperaría que este lunes, martes o miércoles, a más tardar, el presidente Leopoldo Silva ofrezca una conferencia en la que puntualmente exponga que se hace responsable de un torneo más del club sin Fase Final; habrá a quien le parezca poco daño, a mí se me hace grandísimo, cuando de un equipo grande se trata. ¿O no dice Pumas serlo? Entonces que su directiva actúe en consecuencia. Sean grandes en vergüenza.

En lo deportivo, no hay ciencia, hay tres, cuatro jugadores cuyo nivel no depende de que hagan o no una buena pretemporada; simplemente no están para jugar en Pumas ni en México; a Pumas deberían llegar jugadores de ciertas características y no solo los más baratos o los que recomendó el compadre... 'diiicen que es buenísimo'... y son un engaño.

Quizá lo que haga falta en el club, sobre todo, es una visión moderna, actualizada, realista de lo que debe ser una institución que quiera y pueda competir seriamente; quizá lo que hace falta es que el Rector Graue, y la estructura político-deportiva universitaria, deje de tratar al Club Universidad como ha sido tratado siempre, como un ente más de su anquilosada burocracia, donde lo que importa no es ser los mejores, realmente los mejores y abrirse al escrutinio, sino mantener las posiciones de privilegio y presumir una etiqueta de grandeza que ya no concuerda con la historia reciente.

¡Fracasaron!

Mediotiempo

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