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Martín del Palacio
Columna de Martín del Palacio Martín del Palacio

El dilema Neymar: su destino tendría que ser el Barcelona

Ciudad de México

La telenovela sobre a dónde tendría que ir Neymar se ha extendido ya por varias semanas. En los últimos días parece estar más cerca del Barcelona, pero alternativamente se ha acercado a los azulgrana y al Madrid, para alegría y jolgorio de los medios afines a uno y al otro equipo, y decepción y rabia para los otros.

Y digo medios porque los aficionados, por lo menos en México, parecen operar con otras ideas. En redes sociales, se leen comentarios sobre Neymar como si fuera la segunda venida de Julien Faubert o Dmytro Chygrynskiy. Un jugador al que no hay que tocar ni con un palo y que sería mejor tenerlo lo más lejos posible de nuestro equipo favorito.

Es cierto, no ha tenido el mejor paso por el Paris Saint Germain, por lo menos para los estándares del futbol actual. Es decir, no ha ganado la Champions con los parisinos, a pesar de ser, con amplia diferencia, el mejor jugador de la liga francesa.

También es cierto que su reputación quedó muy afectada por sus ridículos clavados durante el Mundial 2018, pese a que, también con diferencia, fue el mejor jugador de Brasil en ese torneo. Y no deja de ser verdad que a últimas fechas se la ha pasado lesionado y con escándalos extracancha.

Neymar no es monedita de oro, eso está claro, pero a la gente se le olvida lo bueno que es. Cuando está en su mejor forma física y mental, es uno de los mejores tres jugadores del mundo. El único que puede hacer de Lionel Messi, sin ser Messi. Uno que, con los compañeros correctos, puede marcar diferencias todas las semanas.

¿Cuándo sucedió eso con frecuencia por última vez? Cuando jugó en el Barcelona, arropado por el argentino y Luis Suárez. Y me parece que, por eso, sería el equipo culé el mejor destino posible para el astro brasileño. Un sitio donde tiene amigos y donde no tendría que ser líder, una posición que ya intentó, y para la que obviamente no está capacitado.

Al Real Madrid le ayudaría también un montón. Podría formar una pareja increíble con Hazard, y pondría a los merengues en condiciones de aspirar por Liga y Champions, algo que, actualmente, parece más un sueño de sus aficionados que una realidad por la calidad del plantel.

El problema es que el vestuario merengue es mucho más convulso. Con la posible excepción de Sergio Ramos, el Madrid no tiene líderes reales, y su figura más potente es la de su técnico, Zinedine Zidane, que no parece tener la paciencia para andar cuidando que su mayor estrella no haga ninguna tontería.

Mediotiempo

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