Voy a particularizar en el caso Germán Berterame, pero no es algo único en el futbol mexicano.
Ya todos vimos que el delantero argentino que juega para el Monterrey tuvo la ocurrencia de decir que no vio la Final de la Champions y que prefirió dormir.
El tema es que en esa Final estaba jugando el Inter de Milán, su rival en 15 días del Mundial de Clubes.
Esa declaración hecha al mediodía de ayer desató una hola de críticas hacia el jugador, tachándolo de “mediocre”, “conformista”, “valemadrista” y hasta mismos aficionados al Monterrey pedían ayer que lo echaran del equipo.
Horas antes, en un programa de radio de la RG allá en Monterrey —específicamente “La Hora de Willie”— sin que aún Berterame dijera esa estúpida declaración, el tema fue lo chiflados, lo mimados y lo sobreprotegidos que están los jugadores en el futbol mexicano. Puede ser que en otros países también, pero nos importa el nuestro.
Tocaron un muy buen tema: a los jugadores se les mima, se les defiende, y los mismos aficionados tienen mucha culpa, porque defienden a sus futbolistas como si fueran sus hijos.
El jugador de fútbol se siente un ser supremo, un ser indispensable, un ente intocable que puede hacer y decir lo que sea, total, sabe que el fanático lo va a defender más que a su propia madre.
Y no se digan los directivos que se molestan con los medios si los criticamos y exhibimos.
A mí en particular, como a muchos otros que nos dedicamos a esto, nos han llamado para decir que es mucha la crítica, con una sobreprotección hacia los sinvergüenzas jugadores que, insisto, se creen de otro planeta.
Berterame, volviendo a su declaración, no lo hizo por joder, no, porque ni para eso tiene la capacidad en su mente de saber que estaba diciendo una tontería.
Muchos aficionados Rayados vieron ese partido con algo de ilusión de que podrán hacerle algo al Inter el próximo 17 de junio.
Estaban frente a la tele, si quieren ustedes con una ilusión incomprensible, ok, pero viendo por donde se le podía hacer daño a ese equipo.
¿Y Germán?, no, al señorito se le hizo fácil irse a dormir en vez de ver algunas debilidades de los mediocampistas, defensas o del mismo portero del Internazionale de Milán.
Cuando eres profesional estás atento, te importa el más mínimo detalle, y más si se trataba de la Final del torneo de clubes más trascendente en nuestro Planeta.
“No lo vi, preferí dormir”, fueron las palabras de este irresponsable jugador que evidenció, con todo respeto, que el futuro de Rayados le vale madre.
Casi les puedo asegurar que su directiva, pasalona y sobre protectora, no le hará nada, y a los que criticamos intentarán llamar para decir que por favor ya no le digan nada a sus pobrecitos jugadores.
Por eso están como están, por eso este equipo no progresa, no trasciende y fracasa cada seis meses.
Recién lo había dicho Luis Enrique, técnico del PSG, que los jugadores se sienten soñados, distintos, y él los aterrizó como debe de ser.
¡Qué vergüenza de jugador! ¿Pero saben algo?, están así porque su directiva no les dice nada, nada.
“Pobrecitos, no los toquen”. ¿Ahora se explican por qué este equipo está como está?
Pregunté…
Durante el día le escribí a dos que tres Judas, entre jugadores y técnicos, para que me dieran su opinión de lo de Berterame y para decirle yo a ellos cuál es la percepción de la gente y de todo mundo de los jugadores.
Le dije a uno: “Por eso están como están y no trascienden”.
“Sí vi lo que dijo y sí sé la mamó. Es más, pudo no haberla visto, ok, pero qué pen… en haberlo dicho”.
Dirán algunos que se hizo mucho escándalo, pero no, esto no es algo que sólo sea de este jugador.
Le pregunté a un técnico y esto me dijo:
“El jugador es así, ya tiene mucho dinero, Miguel, ganan lo que nadie gana y tienen la vida resuelta. No les importa”.
— ¿Pero ustedes los entrenadores y los directivos tienen también la culpa en no fomentar una cultura de más profesionalismo y responsabilidad”.
“No somos sus padres, tampoco podemos estar detrás de ellos; si a esa edad que tiene (Berterame) y en ese equipo y posición que está, no le nace y no le da la cabeza para saber que tiene que ver la Final, es que está empinado”.
¿Qué va a pasar?
Nada. Se los juro, nada.
Ahí los protegen como si fueran muñecas de aparador.
PD: ¡Qué vergüenza!