Que fácil es juzgar una decisión cuando no tienes que tomarla. Por más que podamos imaginar lo que representó para Oribe Peralta dejar la capitanía del América para jugar en Chivas, nunca sabremos qué fue lo que realmente pasó por la cabeza de Peralta.
Desde fuera, decir que debería o no de hacer un futbolista, sabiendo que es sumamente hipotético, es injusto. Aquí todos tomamos decisiones correctas hasta que realmente las tenemos que tomar.
Traslademos la situación de Oribe a nuestro día a día. Seguramente la mayoría hemos cambiado de trabajo. ¿Qué valoramos cuando tomamos esa decisión? Exacto. Lo mismo le pasa a los futbolistas. Entendiendo que al ser un trabajo tan público y que depende de las emociones y sentimientos de los aficionados, cualquier repercusión es mayor.
Entiendo la molestia de todas las partes, pues el sentido de pertenencia y el amor a la camiseta siguen siendo un pilar clave en el futbol. Sin embargo, no me atrevería a juzgar una decisión tan personal, cuando cada quien es arquitecto de su destino.
Lo difícil para Oribe está por venir. Todo parecería indicar que lo más complicado era decidir, pero no es así, ahora toca responder y dejar muy en claro que sigue siendo un futbolista rentable para cualquier equipo grande y que tenga pretensiones de titulo o de trascender.
De lo que estoy seguro es que nadie va a correr más que Oribe y eso es sumamente necesario para un equipo que quiere regresar a los primeros planos. La actitud no se negocia y si los futbolistas de Chivas se contagian aunque sea un poco, el equipo será totalmente diferente que el que hemos visto las temporadas pasadas. Vámonos, que la pasen bien.