Nunca nos imaginamos que ganar la Copa MX, ser líder general y llegar a una Final, podría traer consecuencias negativas. Cruz Azul acarició el objetivo muy temprano y tristemente, al no conseguirlo, sigue en la lona.
El momento del equipo es radicalmente opuesto al que vivían hace 6 meses. La gran pregunta es, ¿cuál es el verdadero? La respuesta o por lo menos la mía, es: ninguno.
Cruz Azul no era tan bueno como parecía el torneo pasado, ni es tan malo como se ve hoy en día. El futbol, evidentemente es calidad, técnica y táctica, pero también, es un estado de animo.
El torneo pasado se sentían los mejores del mundo. Jugaban con la cara arriba. Orgullosos de ser lo que son. Suficiente para tener la mejor versión del equipo y por lo tanto, logar un gran torneo.
Muy pronto para que se viera el trabajo real. Todo es un proceso y mínimo se necesitan 2 años de proponer una idea y un plan de trabajo para que empiece a dar resultados.
Es un hecho que el equipo está hundido mentalmente. Volver a empezar después de estar tan cerca no es fácil y si a eso le sumamos las lesiones y las bajas, es claro que el panorama luce más complicado.
Es momento de que Ricardo Peláez demuestre lo que lo llevo a ser el candidato ideal para regresarle el protagonismo a un equipo que lleva 21 años intentando y sin conseguir. Por más negro que luzca el panorama, el momento de Cruz Azul, sigue siendo ahora. Vámonos, que la pasen bien.
