Estudios demuestran que el hacer ejercicio en ayunas puede ayudarte a “quemar” más grasa, a largo plazo. Sin embargo, deben ser entrenamientos aeróbicos, a un ritmo muy suave y de máximo 30 minutos. Yo no lo practico ni lo recomiendo, creo que el ejercicio debe ser algo que debemos disfrutar y hacer lo que esté en nuestras manos para rendir al máximo.
Si eres de los que acostumbra irse a correr sin nada en el estómago, estos son algunos de los riesgos que debes conocer:
Te fatigarás más rápido. Tu cuerpo es como un coche, necesita gasolina para poder arrancar. Sin energía, el cansancio aparecerá mucho más rápido y no verás tantos avances en tus entrenamientos.
Perderás masa muscular. Sin nada de alimento, las proteínas de tu músculo serán degradadas para convertirse en glucosa y permitirte correr por más tiempo. Es preferible cuidar tu masa muscular y bajar de peso de otra manera. Entre más músculo tengas, más potente y eficaz serás para correr.
Pueden bajar tus defensas. El ejercicio es como un estrés para tu cuerpo, pues lo estás haciendo trabajar de más y, si no le das la energía que necesita, liberará más cortisol (hormona del estrés), lo que a su vez puede perjudicar tu sistema inmunológico. Te enfermarás con mayor frecuencia y serás más susceptible a cualquier tipo de infección.
¿Qué es recomendable comer antes de correr? Algo ligero pero rico en hidratos de carbono, por ejemplo: una fruta y un puño de almendras, un pan tostado con crema de cacahuate, miel o una barra de amaranto. Por supuesto que todo dependerá de la intensidad y duración de tu entrenamiento. Practícalo, ¡verás la diferencia!
