¿Es verdad que Ozzy Osbourne mordió un murciélago en un concierto?

El rock está de luto. Ozzy Osbourne ha fallecido a los 76 años, dejando un legado musical imborrable y una colección de anécdotas que desafían la realidad. Ninguna tan icónica como el infame incidente de 1982 que lo grabó a fuego en la historia como el ‘Madman‘ definitivo.

El mundo se ha despedido hoy, 22 de julio de 2025, de John Michael "Ozzy" Osbourne. La voz de Black Sabbath y una de las carreras en solitario más exitosas del heavy metal se ha apagado. Pero mientras su música resuena, es imposible no recordar el capítulo más salvaje, grotesco y legendario de su vida: la noche en que, sobre un escenario en Des Moines, Iowa, le arrancó la cabeza a un murciélago con los dientes.

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La historia se ha contado mil veces, convirtiéndose en un mito del Rock & Roll. Pero, ¿qué pasó realmente esa noche de invierno de 1982? ¿Fue un acto premeditado o el accidente más bizarro en la historia de los conciertos?

¿Es verdad que Ozzy Osbourne mordió un murciélago?

La escena tuvo lugar el 20 de enero de 1982, en el Veterans Memorial Auditorium. Ozzy estaba en la cima de su carrera solista con la gira "Diary of a Madman". Sus conciertos eran un caos de energía cruda, y era costumbre que los fans arrojaran todo tipo de objetos al escenario, desde cruces hasta juguetes.

Según el propio Osbourne relató en sus memorias, "I Am Ozzy", vio a un fan lanzar lo que él creyó que era un murciélago de goma. En un impulso, para seguir con el show y su personaje de "loco", lo recogió y, a modo de broma, se lo llevó a la boca para morderlo. Fue entonces cuando sintió el crujido de los huesos y el sabor cálido y espantoso de la sangre. El murciélago era real.

¿Cómo llegó un murciélago a la boca de Ozzy? La verdad detrás del mito

El animal, supuestamente, había sido llevado al concierto por un joven de 17 años llamado Mark Neal, quien afirmó que el murciélago ya estaba muerto cuando lo arrojó al escenario. Independientemente de su estado, el resultado fue el mismo: un teatro lleno de fans atónitos y un Ozzy Osbourne que acababa de protagonizar, sin quererlo, el acto más infame del rock.

¿Qué pasó después del concierto? El doloroso precio de la leyenda

El show no terminó ahí, el verdadero drama comenzó al bajar del escenario. El equipo de seguridad lo llevó de inmediato al centro médico Broadlawns, donde el pánico se apoderó de los médicos. La principal preocupación era la rabia, una enfermedad casi siempre mortal si no se trata a tiempo.

Ozzy tuvo que soportar un doloroso tratamiento preventivo que incluyó una serie de inyecciones de inmunoglobulina directamente en la cara, cerca de las mordeduras, y varias más en el muslo durante las siguientes semanas. 

"Nunca antes y nunca después me han puesto tantas inyecciones", recordaba.

Este incidente se volvió parte de la leyenda de Ozzy

Irónicamente, este grotesco accidente se convirtió en la mejor jugada de marketing de su vida. Aunque ya tenía fama de excesos, el incidente del murciélago lo catapultó a un estatus mítico. Cementó para siempre su apodo de "Príncipe de las Tinieblas" y lo convirtió en el símbolo definitivo del rock and roll salvaje e impredecible.

Solidificó su imagen: Ningún otro artista podía presumir de algo tan extremo.

Se convirtió en un ícono cultural: La historia trascendió la música y se instaló en la cultura popular.

Lo abrazó con humor: Años después, Ozzy capitalizó la anécdota, vendiendo peluches de murciélagos sin cabeza como mercancía oficial en sus giras.

Hoy, mientras el mundo lamenta su partida, el incidente del murciélago no se recuerda solo como un acto de locura, sino como la prueba de que Ozzy Osbourne no interpretaba un papel en el escenario. Él era el rock and roll en su forma más pura, caótica y, a veces, aterradora. Descansa en paz, Madman.

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