
A unos días de comenzar el 2025, es probable que una gran cantidad de cuentahabientes ya sepa a estas alturas cómo utilizar su cuenta digital y, por ende, tenga conocimiento de cómo realizar una transferencia bancaria.
Sin embargo, en muchos casos, algunos de ellos no tienen conocimiento de que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) monitorea las transferencias bancarias con el objetivo de detectar irregularidades que incluyen toda clase de potenciales delitos.
¿Qué transferencias investiga el SAT?
La dependencia se encarga de registrar las actividades de los contribuyentes. No obstante, sólo hace hincapié en aquellos casos en los que las transferencias podrían estar relacionadas con actividades ilícitas o inconsistencias fiscales, por lo que montos inusuales en tus movimientos y conceptos extraños pueden llamar la atención del Servicio de Administración Tributaria.
La manera en la que el SAT detecta conceptos y montos extraños es a través de sistemas automatizados, por lo que existen conceptos que automáticamente despiertan sospecha y dan pie a una investigación, incluyendo palabras que hagan apología al delito, como "Droga", "Fraude", "Hackeo", "Secuestro", "Prostitución" y "Soborno", entre muchas otras, por lo que si te ocurría bromar con estos temas, ten en cuenta que puedes meterte en un problema.

Pero eso no es todo, porque los montos sospechosos también podrían ser un indicador de alerta para el SAT. En México, las instituciones financieras tienen la obligación de reportar al SAT cuando un cliente realiza depósitos en efectivo que excedan los 15 mil pesos mensuales, en cuyo caso, deberías ser capaz de comprobar con documentación que justifique el origen de los fondos, como contratos, facturas o recibos.
Entre los posibles castigos por no poder demostrar esto se encuentran las multas fiscales, las investigaciones por discrepancias fiscales y los cargos adicionales por impuestos sobre ingresos no declarados. Por ello, la recomendación para evitar cualquier tipo de problema es no dejar campos vacíos y ser claro con los conceptos, además de evitar utilizar bromas que puedan malinterpretarse.