
Por no soltar "el FIFA" ni "el Halo", en China despidieron a un funcionario público, al que acusaron de tener una "seria adicción a los videojuegos" que entorpecía sus labores, además de que lo acusaron de negligencia luego de que una mujer abortara cuando se le impidió ingresar al hospital por restricciones del COVID-19.
Li Qiang, director del centro de emergencias médicas de la ciudad histórica de Xi'an, es el funcionario al que removieron de su puesto por sus problemas con las consolas, pero principalmente por el escándalo del aborto, lo que desató un debate sobre los excesos de la estrategia de cero coronavirus de Beijing.
Las imágenes de la angustiosa experiencia que vivió la mujer embarazada se viralizaron en las redes sociales chinas, lo que generó indignación pública.
Li fue destituido de su cargo, expulsado del gobernante Partido Comunista y se le abrió una investigación criminal, dijo la entidad de vigilancia provincial del partido en un comunicado, en el que lo acusó de negligencia y corrupción.
Li "fue seriamente irresponsable, provocando grandes incidentes que desataron reacciones negativas en las redes", en momentos que Xi'an enfrentaba un brote de COVID-19, indicó el comunicado, en el que al exfuncionario igualmente se le acusa de desvío de recursos y pago de sobornos.
El gobierno chino considera a los juegos de video y teléfono móvil como una fuente de corrupción moral y ha tomado medidas en los últimos años para limitar el tiempo que los jóvenes pueden dedicarles.

