La amistad que tiene con Pepe Romano –Presidente Ejecutivo- y la buena relación que lleva con Ricardo Peláez –Presidente Deportivo- pusieron a Ignacio Ambriz en el banquillo del América tras la ruptura del propio Peláez con Gustavo Matosas, quien solo duró un torneo al frente del conjunto de Coapa.
Desde que se supo que Ambriz era el candidato fuerte para asumir el cargo de entrenador azulcrema, el americanismo se alborotó y expresó su repudio, tanto en redes sociales como en espacios abiertos para la opinión de aficionados, sobre todo en medios de comunicación digitales.
Que si Nacho no se identificaba con la filosofía americanista, que si su estilo defensivo, que si nada más llegaba ahí por amiguismo, que si no tenía personalidad para manejar a tipos como Sambueza, Arroyo, Benedetto, Darwin, Oribe, Moisés, Paul, etc., que si el fracaso en Chivas era un indicio de lo que pasaría con las Águilas, que si "la manga del muerto" y tantas otras cosas que se dijeron en torno a la contratación de Ambriz se han desvanecido poco a poco con el paso de las jornadas en el presente Apertura 2015.
Esa animadversión que se generó con gran parte de la afición del América me recuerda mucho a lo que en su momento ocurrió con Miguel Layún, a quien le pegaron sabroso los americanistas y antiamericanistas… y todos conocemos cómo cambió la historia. El jugador se hizo referente en Coapa, atrajo el cariño de los seguidores azulcremas, ganó títulos, llegó a la Selección Mexicana, jugó un Mundial y finalmente dio el salto al fútbol europeo.
La determinación para salir adelante y superar las críticas fue esencial para que Layún le diera por completo la vuelta a un momento totalmente adverso para reír al último y salir en hombros de Coapa.
Fue juzgado antes de siquiera iniciar el campeonato y la cosa se agravó con dos derrotas en las primeras dos fechas, pero Ambriz volcó las críticas con cinco triunfos consecutivos y ahora el América pelea el liderato general, con buenos comentarios por el juego que desarrolla y, de pronto, Nacho ya tiene la opinión pública a favor.
Vendrán pruebas durísimas para Ambriz y sus Águilas. De entrada está el Clásico contra Chivas, donde tiene la obligación de ganar por ser local y por el contexto de ambos equipos en esta campaña. Eso sí, bastará cualquier parpadeo, sea en el Clásico o más adelante contra Pumas o bien en Liguilla, para que la voraz crítica vuelva a caer sobre Nacho.
El título y solo el título colocará a Ambriz como el "Layún" de los entrenadores. Al menos lleva buen paso y ha puesto cimientos para lograrlo.
