
El colombiano Jackson Martínez debutó en el futbol profesional con Independiente de Medellín en 2004, y desde entonces comenzó su carrera como goleador hasta triunfar fuera de su país. Sin embargo, su mayor deseo era ser basquetbolista profesional, pero la situación de pobreza en la que vivía lo llevó por el camino del balompié, aunque para entrenarse tuvo que hacerlo descalzo y con pelotas de tenis.
“Siempre iba descalzo. Mi mamá me dice que yo arrancaba las cabezas de las muñecas de mis dos hermanas menores y empezaba a patearlas. También que agarraba latas de las gaseosas, las aplastaba y me ponía a patearlas descalzo. Ella me dice que hasta agarraba piedras en la casa y las pateaba. Son muchos recuerdos que me vienen a la mente cuando tengo la oportunidad de ir al Chocó, Colombia, y veo a esos jóvenes pateando de la misma manera en que lo hacía yo. En ese lugar comenzó mi sueño", dijo Martínez en entrevista al diario español Marca.
“Comencé practicando con pelotas de tenis. Cuando estuve en Medellín tuve un entrenador que se llamaba Marco Velázquez con el que hice un trabajo de técnica empezando con pelotas de tenis. Lo que él no sabía era que yo en mi casa también agarraba una pelota y comenzaba a hacer los trabajos. De esa manera yo estaba siempre un poco más avanzado que el resto del grupo”, recordó.
Jackson quería jugar basquetbol profesional, pero no tuvo la oportunidad de que alguien lo encaminara por ese deporte, por lo que optó por el futbol.
ABANDONÓ SU MÁXIMO SUEÑO
“El baloncesto fue un deporte frustrado. Nunca expresé que tenía mayor deseo por el basquetbol, pero en mi corazón siempre quise ser basquetbolista. Dejé de pensar en el basquet como una posibilidad profesional por la situación que estaba pasando mi familia y por desgracia no tenía a ningún familiar que me llevara a ese sueño”, reveló.
“A veces tenía para el bus, pero me tocaba escoger entre pagar el pasaje o comer algo porque estaba muerto de hambre. Ya después de eso conocí a Gustavo Castrillón, que ahora es el técnico de la Fundación Jackson Martínez. Es una persona a la que le agradezco todo lo que ha hecho. Sin tener recursos él trataba de ingeniárselas para que pudiéramos jugar la liga. Siempre lo dio todo, invirtiendo tiempo, sin recibir un peso por ayudar a jugadores como nosotros que queríamos salir adelante”.
CANTANTE DE MÚSICA RELIGIOSA
El Chachachá, quien incursionó como cantante de música religiosa en 2018, se recupera de una lesión en el tobillo, pero que confía en volver al 100 por ciento con el Portimonense de la Primeira Liga.
“Sé que no estoy al cien por cien para dar lo que me gustaría. Pensaré todo (sobre mi retiro) hasta final de temporada… Espero seguir sacando música, pero no lo veo como algo en lo que tal vez me meta de lleno, sólo cuando pare en el futbol lo consideraría, por ahora compartiré la palabra de Dios por medio de mis letras”, dijo el goleador de 33 años que llegó a Jaguares de Chiapas en 2010 y dejó la Liga MX en 2012 para emigrar al Porto.
SU NOMBRE, POR EL REY DEL POP
Martínez lleva el nombre de Jackson debido a que la madre del jugador idolatraba a Michael Jackson por su manera de bailar. “Mi abuela quería que me llamara Francisco. Sobre el apodo, se debe a que cuando mi papá jugaba futbol y metía un gol, celebraba bailando un mambo que se llama Chachachá”.
VÍCTIMA DE RACISMO
Jackson a lo largo de su vida no se ha salvado de ser víctima de racismo y cuenta que en el Aeropuerto de Madrid-Barajas vivió un episodio lamentable.
“Gracias a Dios no me dejé llevar por el sentimiento que puede causar una situación así… al entrar en la cabina para pasar el control de rayos X, agarro una bandeja vacía... el señor que tenía delante puso su celular y su correa en mi bandeja sin que yo me diera cuenta. Entonces, al depositar yo mis cosas, el hombre agarra su celular y lo saca y me dice ‘esta es mía’, pero de mala manera. El hombre de seguridad que había en el control le dice que no hay problema en compartir la bandeja, a lo que el tipo responde ‘Yo no comparto con negros’”, platicó Martínez.