
Desde la caminata para llegar a los accesos, el rojiblanco inundó los pasillos del Estadio Azteca. Sí, esta vez, como muchas otras, hubo invasión chiva, aunque ahora en el Clásico Nacional de la Liga MX Femenil.
Y no es que los americanistas no hayan respondido al llamado de sus chicas cremas; sin embargo, para esta ocasión, fue la parcialidad del llamado odiado rival, ‘deportivamente hablando’, la que brilló por su presencia.
Y ya al interior del inmueble capitalino, las insinuaciones fueron aún más, porque con todo y el aguacero, que de pronto se dejó sentir, por ahí del minuto 20, el grito de batalla del Rebaño fue el eco y unísono del coso aguilucho.
El sonido local, con el himno del equipo milloneta, intentaba aminorar la arenga para las tapatías, pero aun con aquella tonada, era casi imposible silenciar a los seguidores de las superlíderes del circuito pambolero de chicas.
Ambiente pasional, aunque el diluvio, al final, terminó por ponerle un poco de hielo a la fiel del Guadalajara.