La obtención de la Copa MX se convirtió en un auténtico oasis en medio de la sequía de Chivas en cuestión de títulos. La forma en que el club y la afición celebraron el éxito copero fue clara muestra de lo ansiosos que estaban por ganar algo. Lo que fuera.
Le han echado demasiadas flores al técnico Matías Almeyda porque aparentemente le cambió la cara a un equipo que no encontraba el rumbo bajo el mando del “Chepo” De la Torre.
Esos dos hechos, mejorar el funcionamiento del equipo y ganar la Copa MX me parecen temas menores para un equipo de la categoría de Chivas. Lo que para mí pesa más es que otra vez se quedará fuera de la Liguilla.
Por más que en este momento aún tenga posibilidades matemáticas de meterse a la Fase Final con una carambola milagrosa de resultados, la realidad es que no va a clasificar. Ah, pero como Almeyda mejoró el rendimiento (lo cual tampoco era misión imposible) los millones de rojiblancos en México y allende sus fronteras se quedan con buen sabor de boca.
Con qué poco pinole les da tos. Deberían ser mucho más exigentes con un club de prosapia como el Guadalajara, porque por esos pequeños momentos positivos, Jorge Vergara ha hecho lo que ha hecho con esa institución.
Los aduladores dirán que Chivas con Almeyda ganó el Clásico Nacional, que dominó al líder Pumas en Ciudad Universitaria (pero perdió), que ya le dio un título al Rebaño, que hasta juega en ratos juega bonito. Pues sí, pero a ver si le levantan la exigencia al estratega argentino para el siguiente torneo. Porque por ahora, ¡con qué poco se conforman!
