Futbol
Fernando Garza
Columna invitada de Fernando Garza Fernando Garza

Predicar con el ejemplo

Ciudad de México

Me quedé pensando en muchas cosas cuando Jon embocó ese último putt, para ganar por 4 golpes y poder calzarse su 1er saco verde. Lo hizo de manera dominante, absolutamente convincente. Además de superar un doble en su 1er hoyo del torneo, le tocó a Jon jugar en la parte “incorrecta” del draw en los horarios. Por la mañana el 1er día, y por la tarde el 2do (ya cuando comenzaba la lluvia). Con poco descanso, volvió el sábado para terminar su ronda 2. Inició la 3era. El frio y la lluvia fueron abominables. Jon lo superó todo.

Las expectativas sobre Jon empezaron a hacerse enormes desde su exitosa carrera como amateur en la Universidad de Arizona; acumuló birdies y triunfos, premios y halagos. Siempre mantuvo la misma actitud en donde fuera que se parara a jugar: competitividad al máximo.

Es un animal diferente, y los jugadores que comparten el tour con él, lo saben. Con un swing especial, no estético, pero si efectivo, Jon ha sabido generar poder y consistencia, siendo de los jugadores mas acertados desde el tee y con mas distancia. Lo suficientemente hábil con las trayectorias de sus hierros, Jon sabia desde temprano en su carrera que el campo del Masters le venia bien a su juego. Un gran jugador arriba de green, si ganó en Augusta National hasta este 2023 fue porque le llevó un tiempo entender donde hay que dejar la bola, cuales banderas atacar, y confiar en la velocidad que se requiere arriba de los greenes de este lugar icónico.

Un comentario, viviendo desde dentro el torneo, me llamó la atención en la sala de prensa durante toda la semana: no hay nadie más profesional que Jon. Yo creo que muchos de los jugadores que pelean cada titulo del tour son muy, muy profesionales. Si no, sería difícil haber llegado hasta donde están. Pero si ganas de la manera en que Jon lo hace, si sigues mejorando semana a semana, si logras balancear tu vida como padre a la de tu carrera profesional con esa garra y hambre de triunfo, habla de un trabajo diario, silencioso, que hacen sólo los mejores del mundo.

Fascinante es siempre, la ceremonia en donde el campeón del año anterior le coloca el saco verde al ganador de la edición mas reciente. Hay mucha anticipación sobre lo que dirá, a quien le agradecerá. De quien se va a acordar.

Hay una parte “automática” (y con razón) dentro del speech que se refiere a los socios de Augusta, al equipo de voluntarios, a la gente que prepara el campo. Todo ello lo dijo Rahm. Pero después mencionó dos cosas que me parecieron elementos que “desnudaron” al verdadero Jon, un jugador que muchas veces se le ha tildado de “frío” dentro y fuera de la cancha.

Elogió, de manera muy particular, a su caddie. Una figura importante para todos los jugadores, pero no valorada de la misma manera por todos. Reforzó la humildad de reconocer al equipo, en un triunfo así de grande. Un caddie es como el portero de un equipo de futbol. Cuando lo hace bien: “es su trabajo”, pero cuando tiene un error… todo mundo habla de él. A los caddies debemos aprenderles la entrega hacia sus jugadores, sin importar que en ningún lado se les reconozca.

Hay pendientes (a nivel industria del golf) con este segmento tan relevante. Un “uniforme verde” o “jumpsuit verde” para el ganador, seria un buen detalle (los normales son blancos, que usan en la semana del torneo del Masters). Jon no se olvidó de Adam, quien confió en el español para llevarle la bolsa, cuando todavía no era la superestrella que era hoy.

El otro elemento que me cautivó fue el mensaje en español que le dedicó Jon a su padre. Lo habrá hecho para facilitar el entendimiento, supongo. Fue corto, pero profundo. En sus palabras escuché sólo verdad, y ahí es donde entendí de que se trata todo esto.

El padre de Jon fue seguramente su ejemplo, y al momento de llegar al momento que por hoy es la cumbre de su carrera, no olvidó nombrarlo, reconocerle, y recordarle lo mucho que lo quiere. Que importante es predicar con el ejemplo. Con este guiño de respeto y cariño, Jon deja una semilla en sus hijos, que en unos años verán este gesto y muy probablemente lo emulen cuando les toque a ellos el momento.

Podemos hablar de valores, de educación, de coherencia, de manera muy superficial, o de “dientes para afuera”, pero lo difícil es interiorizarlo y predicar con el ejemplo. Hacer lo que se dice, hacer lo que se piensa. Que duro es eso.

Chema Olazabal, un referente del golf español y mundial se aseguró (sin haber pasado el corte) de quedarse hasta que Jon triunfara para esperarlo en el green del 18 y poder ser de los primeros en felicitar al de Barrika. El ejemplo de chema arrastra. Un tipo con clase, que habiendo ganado tanto en la Ryder y en el Masters, se aseguró estar presente en un momento inolvidable para el líder de la siguiente generación de jugadores españoles.

Hubo otros, españoles, que decidieron no quedarse. Eso también “habla”, eso también lo define. El más grande ejemplo (que arrastró a Chema y a su vez a Jon y a muchos más) fue Severiano. El gran jugador europeo que globalizó el deporte al menos, en Europa. Carismático, creativo como ninguno dentro del campo de golf, se aseguró dejar un legado imborrable en muchas partes de la industria del golf, pero sobre todo en Augusta.

El triunfo categórico de Rahm me hizo recordar lo importante que es entender nuestro rol y responsabilidad en el entorno que nos rodea. Como padres, amigos, comunicadores. Como maestros, jugadores, caddies. Como dirigentes, empresarios. No importa la profesión ni la vocación: siempre hay alguien mirando. Aprendiendo de nosotros, tomándonos como referencia.

Sin su padre, sin su caddie, sin Ballesteros. Quizás Rahm hubiera sido solo un niño con talento que no logró la disciplina suficiente para ganar torneos en la elite del golf mundial. Por suerte no fue así.

Muchos me preguntaban (y se quejaban) de lo que sigue haciendo Tiger cuando “ya lo ganó todo”. Estoy de acuerdo. Con TIGER. Si lo está intentando es porque lo cree posible. Las condiciones de Augusta esta semana no le favorecieron, pero si su hijo estaba mirando, habrá reforzado lo que le ha dicho

Jon también se inspiró con el tigre

El Masters nos deja, de nuevo, un gran campeón del cual no conocemos su techo. Me da gusto haber escuchando a Jon la persona, y no tanto al jugador, en su speech al recibir el saco verde. Eso me deja tranquilo para seguir entendiendo que antes que todo, son un posible ejemplo para millones de personas que disfrutan lo que hacen dentro del campo de golf, pero que están pendientes también de lo que hacen fuera de él.

Mediotiempo

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